Tomando precauciones, esperando las madrugadas, ocultando las Biblias en compartimientos secretos dentro de su vehículo, Abdul sale a las calles teniendo en cuenta el peligro que lleva, es así como sacrifica su día a día por amor a Dios y su Palabra.
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Cada 4 meses él regresa a la aldea para que pueda compartir las escrituras y encaminar a los nuevos convertidos, porque no se trata solo de conversiones cuando un musulmán se convierte en esta área del mundo y comienzan a seguir a Jesús se enfrentan a una fuerte de persecución.
Mirando a su alrededor, cuenta Abdul, le llegan unas preguntas a su mente: “¿Voy a vivir para ver el mañana?”, “¿Me han seguido?” mientras la respuesta a sus dudas resaltan expresa: “Depende de Dios”, y con determinación exclama: “Mi Vida está en las manos de Dios “. Mientras que su oración diaria es que Dios sea fiel en a su promesa en Isaías 55:11- que jehová cumpla sus propósitos en las vidas de estas familias musulmanas.
Esta historia nos da un ejemplo de lo importante que es tener el amor y la carga por impartir la palabra en terrenos hostiles y difíciles de llegar, también nos muestra la necesidad de apoyo para expandir la obra de Dios.
Abdul: nombre fue cambiado por seguridad.
Fuente: Open Doors