Por Rev. José Arturo Soto Benavides
Balac era rey de Moab, su origen mismo es indigno, porque surgió de los lomos de Lot y una de sus hijas (Gn. 19:30-38). Balaam es denominado un profeta, era de Mesopotamia, de Aram, de Siria, de los territorios de Madián.
Balaam es contratado por el rey Balac para que maldiga al pueblo de Israel. El rey Balac le envía una comitiva, gente importante del gobierno (Nm. 22:5-8). “Y vino Dios a Balaam, y le dijo: ¿Qué varones son estos que están contigo? Y Balaam respondió a Dios: Balac hijo de Zipor, rey de Moab, ha enviado a decirme: He aquí, este pueblo que ha salido de Egipto cubre la faz de la tierra; ven pues, ahora, y maldícemelo… Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es” (Nm. 22:9-12).
Balac es informado de la negativa de Balaam, el rey cree que todo hombre tiene un precio, si se le ofrece más entonces accederá (Nm. 22:15-17). “Y Balaam respondió y dijo a los siervos de Balac: Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la Palabra de Jehová mi Dios para hacer cosa chica ni grande. Os ruego, por tanto, ahora, que reposéis aquí esta noche, para que yo sepa qué me vuelve a decir Jehová” (Nm. 22:18-19). Ahí está el problema, cuando creemos que podemos ajustar la voluntad de Dios a nuestros caprichos y no ajustarnos a las demandas de Dios. La voluntad de Dios es mayor que los designios y caprichos humanos.
Balaam no era una invención, Moisés lo mencionó; Josué en su discurso de despedida también lo hizo; Miqueas lo menciona y Pedro lo hace cuando nos previene de personas parecidas a Balaam, pero noten que le llama “profeta loco” (2 Pe. 2:15- 16). Judas lamenta que algunos “… se lanzaron por lucro en el error de Balaam…” ( Jud. 1:11). Y por último, en Apocalipsis 2:14 el Señor reprende a los que retienen “la doctrina de Balaam”, la cual rechazamos.
Pero ahí va Balaam, de pronto su burrita vio que el ángel estaba en medio de la angostura y se echó, y cuando un burro se echa no hay quien lo levante. El profeta loco no entendía lo que sucedía, volvió a azotar a la burra y allí Dios le abre el entendimiento a la bestia, y Balaam entra en una conversación con la asna (Nm. 22:21-30). Cuando termina ese diálogo, Dios le abre los ojos a Balaam y allí estaba el ángel de Jehová con la espada, diciéndole: “¿Por qué has azotado tu asna estas tres veces?
He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí. La asna me ha visto, y se ha apartado luego de delante de mí estas tres veces; y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a ella dejaría viva” (Nm. 22:32-33). Balaam iba a maldecir al pueblo de Israel, Dios lo llevó para que viera que, a pesar de su capricho, Él no lo iba a permitir.
Balaam vino para maldecir, pero dijo: “De Aram me trajo Balac, rey de Moab, de los montes del oriente; ven, maldíceme a Jacob, y ven, execra a Israel. ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado? Porque de la cumbre de las peñas lo veré, y desde los collados lo miraré; he aquí un pueblo que habitará confiado, y no será contado entre las naciones…” (Nm. 23:7-9). “Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones” (Nm. 23:11).
“Y dijo Balac: Te ruego que vengas conmigo… allí me los maldecirás… Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. Y vino a él… y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Jehová? Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye… Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; Él dio bendición, y no podré revocarla…” (Nm. 23:13-20).
La tercera vez Balaam dijo: “Lo veré, mas no ahora; lo miraré, mas no de cerca, saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantará cetro de Israel, y herirá las sienes de Moab, y destruirá a todos los hijos de Set” (Nm. 24:17). En esta visión ve a Israel en Canaán y a sus enemigos derrotados, y disfrutando de las bendiciones en la tierra prometida. Balaam había querido ir a profetizar para que le pagaran.
Su camino fue el dinero (vender el ministerio). Su doctrina fue esta, le dijo a Balac que sean las mujeres de Moab y de Madián las que inviten a los israelitas a su fiesta idolátrica, y una vez que estén borrachos, oyendo la música estridente, se van a descarriar, se van a mezclar, y se va a perder la línea de separación entre lo santo y lo profano, y Dios mismo se va a encargar de ellos (Nm. 25:1; 31:16; 2 Pe. 2:15; Ap. 2:14). La doctrina de Balaam es la doctrina de la mezcla entre el mundo y la iglesia, tenemos que tener cuidado, somos o no somos.
Moisés peleó la última batalla en Madián, y venció a Moab, mataron a los reyes de Madián y como ahí estaba Balaam, llegaron también a sus tiendas y allí lo mataron, así que el profeta loco terminó mal. ¡Vamos a vencer a Balac en el nombre de Cristo!
¡Vamos a rechazar a Balaam en el nombre de Jesús! ¡Y vamos a permanecer en la línea que Dios nos ha dado!