Cuando solo tenía seis años, Elías Alfredo Quintanilla Palacios, natural de El Salvador, comenzó a tener pesadillas que le causaban muchas perturbaciones. La primera noche despertó llorando y pidió auxilio a sus padres, aunque no pudo explicar el origen de sus sollozos.
Algo más calmado, recordó que, en el sueño, una parte de su cuerpo sangraba profusamente; él trataba de contener la hemorragia con desesperación, pero no lo lograba; gritó pidiendo auxilio y nadie acudió. Solo una sombra oscura permanecía cerca, como si lo estuviera vigilando.
La escena se repitió infinidad de noches y él despertaba pidiendo socorro. Pasaron muchos meses sin que sus atemorizantes sueños cesaran; siempre veía sangre suya o de cualquier otra persona. Lo más habitual era ver sangrando a uno de sus pies, por lo que hasta llegó a llamarlo El pata cuto.
A tan corta edad no entendía las causas de las pesadillas. Solo muchos años después comprendió; se enteró que su madre, Imelda Yasmín de Quintanilla, tenía serios encontronazos con los vecinos y pretendió vengarse de ellos apelando a la brujería. Recordó recién que algunas veces, cuando salía a jugar con otros niños, encontraba en la puerta objetos de hechicería como muñecos con agujas.
Lee el testimonio completo en https://cutt.ly/infK5up