En una ocasión, una jovencita se acercó al predicador Charles H. Spurgeon y le contó sobre una amistad que sostenía con un joven. Su meta era llevarlo a Cristo y que, después, había decidido comprometerse con él en poco tiempo.
En vista de que ella había venido a pedir consejo, el predicador le pidió que se parara sobre una mesa. Cuando ella lo hizo, le indicó que lo tomara de la mano e hiciera todo lo posible para subirlo también a la mesa. Ella lo intentó, pero desde luego no pudo hacerlo.
Entonces Spurgeon le dijo: “Ahora, mire lo que sucede cuando trato de tirarla yo”. Con un solo y suave tirón, la hizo bajarse de la mesa.
“Es fácil ser jalado hacia abajo, pero muy difícil jalar a alguien hacia arriba”. Con esto, la joven vio claramente lo que sucedería en su relación con el joven. La amistad no es más que un sentimiento fraternal con las personas, es el amor y la entrega que se tiene hacia los demás, ayuda de manera incondicional sin esperar nada a cambio.
En diferentes congregaciones, sin embargo, las amistades entre personas de sexos opuestos son estigmatizadas de forma negativa, algunas porque consideran que solo buscan tener una relación sentimental; otras, porque la Biblia no ve bien una amistad entre personas de diferente sexo y, finalmente, porque algunos argumentan que los vínculos amicales son por interés. Esto lleva a muchos jóvenes a romper amistades de años, por “el qué dirán” o para evitar habladurías, sin saber que tal acción es un error.
El reverendo David Echalar, Supervisor del Movimiento Misionero Mundial en Italia, señala que “la amistad en el cuerpo de Cristo es de una gran familia, compuesta por hermanos y hermanas. Jesús tenía sus amigos, como Lázaro y sus amigas Marta y María, quienes le recibían con alegría y formaban una linda amistad. Eso nos muestra que nosotros debemos tomar ese modelo también”.
CÓMO MANTENER LA AMISTAD
Transparencia: ser sinceros con los amigos y animarlos a ser honestos con todos. Para preservar un vínculo fuerte, no ocultar las heridas que pueden haber sido causadas. La transparencia puede ayudar a las personas a ser mejores. Una relación sólida permite a cada parte señalar con delicadeza los errores en la vida de la otra persona y ofrecer una amorosa rectificación.
Tiempo y comunicación: la amistad genuina requiere tiempo para desarrollarse. Compartir opiniones y deseos, y hacer preguntas que estimulen a los amigos a dialogar sobre lo que hay en la mente y el corazón.
Gratitud: ser apreciado es lo que todo joven busca. Expresar gratitud cuando se triunfa en la vida y mostrar un amor cuando más lo necesita.
CÓMO HACER BUENOS AMIGOS
– La base de toda amistad es Cristo. Toda amistad se debe iniciar con la intención de agradar a nuestro Creador.
– Motivar a otros jóvenes a realizar actividades en pro del servicio a Dios, como evangelismo al aire libre, compartir la Palabra casa por casa o visitar a los enfermos en los hospitales.
– Mantener una constante búsqueda de Dios motivará a otros jóvenes a tener una amistad con Él.
– Ser leales, un verdadero amigo confía siempre en el otro y está presente en los momentos alegres y en los más difíciles.
Finalmente, ser un buen amigo es una manera de servir a Dios. Él creó a los hombres para relacionarnos con los demás, y por eso se debe dar lo mejor de uno para cada amigo que Él haya puesto en nuestra vida.