Por John C. Maxwell (*)
Al estudiar la Biblia cuidadosamente, se observa que el texto ciertamente es idea de Dios. No solo es Dios el líder por excelencia, sino que hace un llamado al liderazgo. ¿Por qué y cómo llama Dios a liderar?
La primera descripción del hombre en la Biblia involucra liderazgo. Dios diseñó al hombre para liderar, tener autoridad y tomar dominio. La Sagrada Escritura afirma lo siguiente: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Génesis 1:26).
Ser creados a la imagen de Dios significa que hemos sido creados para liderar. Una clave la encontramos en la siguiente frase: “y señoree”. Parte de lo que significa ser a la semejanza de Dios es saber que hemos sido creados para liderar y señorear.
Dios dio a los hombres autoridad sobre toda la tierra. Debemos estar cómodos con dos posiciones: la primera posición es que estamos bajo la autoridad de Dios, la segunda posición es estar en autoridad sobre la tierra.
Si Dios nos dijo que señoreemos, debemos tener la aptitud para hacerlo. Dios nunca nos manda a hacer algo sin habernos equipado para llevarlo a cabo. Basado en sus dones y personalidad, usted tiene la habilidad de liderar en alguna área.
SAL Y LUZ
En el Nuevo Testamento, Dios confirma este llamado de influenciar a otros. Mateo 5:13-16, dice: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.
La sal influye en la comida que tomamos y la luz influye en la casa en la cual vivimos. Jesús nos está llamando a abrazar nuestro llamado a influenciar y brillar a donde quiera que vayamos. El apóstol Pablo tomó muy en serio este llamamiento al decir: “Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres…” (2 Corintios 5:11).
PERMISO PARA LIDERAR
Muchos de nosotros nos sentimos como Moisés cuando estuvo frente a Dios, en la zarza que ardía. Éxodo 3-4 nos relata que se sintió incompetente y nada preparado para liderar, sin embargo, eso es lo que Dios lo llamó a hacer. Muchos líderes potenciales en la Biblia tuvieron miedo y huyeron de su llamamiento. Dios les tuvo que dar permiso para hacerlo.
La mayoría de nosotros podemos hacer una lista del porqué no lideramos efectivamente, como Moisés la hizo. Cuando Dios le llamó, él tenía excusas por las cuales no podía liderar.
Excusa uno: ¿Quién soy yo? (Éxodo 3:11). Moisés luchó con su identidad, simplemente no sería calificado. Él pensaba que Dios había escogido al líder equivocado. La respuesta de Dios: No importa quién eres, Yo te he llamado, Yo estoy contigo.
Excusa dos: ¿Quién eres tú? (Éxodo 3:13). Moisés luchó con la intimidad. Él no conocía a Dios lo suficiente, como para poder dárselo a conocer a los egipcios. Su relación con Dios era débil. La respuesta de Dios: YO SOY EL QUE SOY. Soy lo que tú necesitas.
Excusa tres: ¿Y qué si no me escuchan? (Éxodo 4:1). Moisés luchó con la intimidación. Se preocupó sobre la reacción de las personas hacia él. La respuesta de Dios: Cuando haya terminado, ellos escucharán. Confía en mí.
Excusa cuatro: Nunca he sido un buen orador. (Éxodo 4:10). Moisés luchó con la incompetencia. ¿Quién lo seguiría si no podía hablar bien? La respuesta de Dios: ¿Quién crees que hizo tu boca? Soy la fuente de tus dones.
Excusa cinco: Se que puedes hallar a alguien más. (Éxodo 4:13). Moisés luchó con un sentimiento de inferioridad. Se comparó a sí mismo con otras personas más capaces y se sintió inferior. La respuesta de Dios: Bueno, dejaré que vaya Aarón contigo… pero sigo llamándote a ti.
LOS LÍDERES EFECTIVOS
1. Perciben una necesidad. Contrariamente a lo que muchos piensan sobre el liderazgo, hoy en día, durante ese tiempo el liderazgo siempre empezó con una necesidad. En el libro de los Jueces, no empieza cuando alguien quiso llenar una posición vacía. No había posiciones que llamar; no había ni protocolo, ni estructura. No había votos de diáconos, ni maestros de escuela dominical. Si alguien lideraba, era porque había visto una necesidad y pidió a otros que le ayudaran a suplirla. Todos los jueces empezaron cuando vieron un problema específico que podían abordar.
• Otoniel: Encontró a Israel rodeado de los mesopotámicos. Él dio un paso adelante, para reclutar y liderar un ejército de hebreos contra el rey. Él prevaleció, esto los llevó a 40 años de paz.
• Aod: Observó como los moabitas dominaban a su pueblo, y decidió que ya había sido suficiente. Guió a Israel a una gran victoria sobre Moab. Esto los llevó a 80 años de paz.
• Samgar: Dios dio un paso adelante, cuando los filisteos habían oprimido a Israel por años. Al matar él, personalmente, a 600 soldados, inspiró a su ejército para lograr la victoria. Cuando el liderazgo es puro…
a. Siempre comienza con una necesidad.
b. Esa necesidad enciende pasión dentro de una persona.
c. Esa persona actúa en respuesta a la necesidad.
d. Esta acción mueve a otros a cooperar.
2. Posee un don. En cada caso, en el libro de los Jueces emergió un líder debido a que tenía un don obvio. Poseía alguna habilidad que concordó, perfectamente, con la necesidad del momento. Era competente en un área relevante. Su don resolvió un problema. En cada caso el “don” venía de Dios, pero tomó diferentes formas.
a. Un don espiritual: Sansón tenía un don espiritual conectado a su voto de nazareo.
b. Un talento natural: Débora tenía un talento natural para la estrategia y sabiduría.
c. Una habilidad adquirida: Gedeón y Jefté desarrollaron sus habilidades para liderar con el tiempo.
Dios ha puesto dentro de todos nosotros algo que deberá ser entregado a las personas que les rodean. En otras palabras, cada uno tiene un don que todos necesitamos. Cuando lo encontramos, influenciamos de una manera natural. Cuando el liderazgo es puro…
a. Las personas encuentran un don dentro de sí.
b. Se preparan y desarrollan ese don.
c. Ellos eventualmente compaginan ese don con un lugar de servicio.
d. El don provee una plataforma para influenciar.
e. Ellos eventualmente florecen debido a su don.
3. Despliegan una pasión. Cuando una necesidad de fuera se equilibra con un don de dentro, el líder con frecuencia la persigue, al ser consumido por una pasión. Esta pasión es irresistible para otros, y el líder no puede menos que compartirla con aquellos que se quieren involucrar. En el libro de los Jueces, varios líderes experimentaron este tipo de química interna que encendió una pasión. He aquí los ingredientes para una pasión: La pasión llega cuando un líder tiene:
a. Cargas – Sus intereses y preocupaciones.
b. Convicciones – Sus valores, principios y creencias.
c. Dones – Sus aptitudes dadas por Dios.
d. Necesidades – Sus circunstancias desesperadas.
e. Oportunidades – Su momento para involucrarse.
La pasión suple la falta de recursos. No cabe duda, es bueno tener recursos, sin embargo, muchos de los jueces, cuando empezaron, no eran ricos ni en dinero, ni en personas, ni en talentos. Gedeón tuvo miedo, Sansón estaba falto de una moral firme, Jefté era impetuoso, Abimelec se enceló demasiado y tuvo que ser reprendido. Parece ser que Ibzán, Elón y Abdón eran personas ya mayores en edad. Esto no detiene a las personas, si tiene pasión.
4. Persuaden a las personas. Los verdaderos líderes, eventualmente, llegan al punto en donde atraen e imparten de su pasión. Algunas veces, solamente, hallan a otros que comparten su misma pasión; una cosa es segura, los líderes genuinos conectan con otras personas. Esto es lo que separa a un emprendedor de un líder. Los líderes no actúan solos, tienen seguidores. Tienen que tenerlos, debido a que tienen una causa más grande que ellos. Necesitan de los demás para llevarla a cabo.
• Gedeón: A Gedeón se le dijo que reuniera un ejército y atacara a los madianitas. Él había reclutado a demasiados hombres, así que Dios tuvo que recortar el tamaño del ejército, de lo contrario, él tomaría para sí, el mérito de la victoria. ¡Ese líder persuadió a demasiadas personas a seguirle! Quisiéramos tener este mismo problema.
• Débora: Aunque era mujer, Débora persuadió por completo a Israel, sin importar qué cosa determinaba hacer, las personas la seguían. Aun Barac insistió en que ella fuera con él a la batalla. Él entendía que ella tenía influencia.
• Samuel: El más fuerte de todos los jueces, Samuel, fue el líder que más influencia tuvo durante la etapa que abarcó de Moisés a David. Su liderazgo se extendió por dos generaciones: tanto mayores de edad, como jóvenes, todos le escuchaban; aun los reyes lo respetaban. Él había ungido a Saúl y a David como reyes, era líder de líderes. Prácticas probadas para lograr que las cosas se hagan…
a. Lo que se habla se logra realizar.
b. Para lo que se entrena se logra realizar.
c. Lo que se calcula se logra realizar.
d. Lo que se presupuesta se logra realizar. e. Lo que se confronta se logra realizar. f. Lo que se premia se logra realizar.
5. Persigue un propósito. Una Observación final en cuanto a los jueces, es que cada uno de ellos pudo liderar debido a que siguieron un propósito especial, puesto delante de ellos. Ellos se movieron en la correcta dirección para alcanzar una meta específica. Ningún juez deseaba mantener el mismo estado de las cosas. Cada uno sintió que tenía una tarea divina que realizar. Usted podría llamarle, el propósito de su vida; este se volvió el compañero que los consumía.
Sería difícil separar liderazgo del propósito. No podría imaginar el liderar sin un claro propósito dado por Dios. Quizás es por esto que muchas iglesias no tienen fruto. No hay una misión clara, acordada, ni definida.
En Jueces su propósito era…
a. Personal: Era la medida de sus dones y pasiones.
b. Mensurable: Involucraba actividad que podía ser medida.
c. Memorable: Era lo suficientemente específico, para ser recordado y abrazado.
d. Significativo: Tocaba temas nacionales, los cuales harían una diferencia.
e. Movible: Podía viajar con ellos, a donde quiera que estuvieran.
f. Moral: Era correcto. No solamente sentían que podían realizarse, sino que debía hacerse.
• Débora: Su único propósito era liberar a Israel de los cananitas. Realizó un plan, proveyó los recursos, comisionó a Barac a dirigir el ejército, y cuando se rehusó a dirigir el ataque solo, ella lo acompañó.
EL LIDERAZGO EN EL PERIODO DE LOS JUECES
Antes de que Israel adoptara una monarquía y fuera Saúl asignado a ser su rey, ellos experimentaron una etapa llamada: Período de los Jueces. Fue una época en donde se requería del liderazgo puro. Cada juez que lideró fue un pionero. El siguiente verso aparece más de una vez en el libro de los Jueces: “En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 21:25).
Algunas razones por las cuales este período fue una época de liderazgo intensivo: “Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel” ( Jueces 2:10). El caos reinó debido a que los judíos primero ocuparon Canaán, estaban rodeados de pueblos agresivos. No había recursos gubernamentales, para la seguridad ni la defensa nacional. Otras naciones influenciaron a Israel con sus ídolos y sus supersticiones. Los héroes como Moisés y Josué habían muerto, y no había una continuidad de orden. La coyuntura y la moral estaban caídas, así que el crecimiento era difícil, no fácil.
Catorce jueces dirigieron a Israel durante este período. Cada líder empezó su liderazgo desde cero. Los siguientes son de los que sabemos: Otoniel, Aod, Samgar, Débora, Gedeón, Abimelec, Jair, Tola, Jefté, Ibzán, Elón, Abdón, Sansón y Samuel.
Ciertamente conocemos más de estos jueces que de otros, sin embargo, del texto podemos resumir cómo líderes efectivos lideraron durante una de las épocas más difíciles de Israel. En estos tiempos, los líderes necesitan regresar a lo básico. Lo básico está claro durante este período de la historia de Israel.
(*) Escritor estadounidense con más de 80 libros sobre el liderazgo