En medio de la crisis y el aumento de violencia que ha asolado a Haití, la obra misionera en el país caribeño sigue perseverando y creciendo a pasos agigantados.
A principios de agosto, una misión en Belén en EE.UU. realizó dos servicios de bautismo en las ciudades de Jérémie y Camperrin, Haití, donde 14 personas manifestaron su fe publica en Jesucristo. La salvación de los nuevos conversos es motivo de mucha celebración para los misioneros locales, que valientemente predican el Evangelio en una nación donde el 80% de la población practica el vudú.
“Hemos pasado por muchas luchas. A pesar de las dificultades, estamos avanzando en el nombre de Jesús”, dijo el misionero brasileño Marcos Germano, coordinador de misiones de USA en Haití. El trabajo se lleva a cabo desde 2014 a través de misioneros locales, quienes recibieron capacitación de la iglesia estadounidense.
La misión también cuenta con una escuela primaria y secundaria, que atiende a 162 estudiantes. Además de la educación básica, la facultad también ofrece cursos de formación profesional, como agronomía y construcción civil.
Incluso en la sencillez de un templo con piso de tierra, los cristianos adoran a Dios con alegría y gratitud. “Hoy en día, para realizar la obra misionera en Haití se requieren muchos recursos económicos, ya que es un país muy caro para sobrevivir”, comentó el pastor Marcos.
El misionero informa que el país enfrenta una grave crisis social y humanitaria, y aún se está recuperando de los desastres naturales que asolaron la nación en los últimos años.
Por su lado, el misionero Marcos menciona que el principal desafío en el campo misionero haitiano son los secuestros y asesinatos en un ámbito espiritual. Aunque la población es mayoritariamente católica, la mayoría de la gente también practica el vudú. “Me he cruzado con muchos cristianos que, lamentablemente, asistían a ceremonias vudú y terminaron poseídos”.
