Todo comenzó con un infarto que la dejó sin vida. “Después de comer me sentí pesada, como si tuviera indigestión. Noté dolor en mi hombro izquierdo que comenzó a subir cerca de mi mandíbula”, dijo Jenelle a CNN. De repente su cabeza empezó a dar vueltas y su vista se volvió borrosa. Fue entonces cuando el alma de Jenelle fue llevada al cielo.
“Me encontré en un lugar luminoso, brillante, lleno de alegría, paz y felicidad. Miré a mi alrededor y me sentí como si ya hubiera estado ahí. Luego escuché mi nombre en una voz dulce diciéndome que me llamaban. Yo no quise responder, pero lo hice. Regresé a mi cuerpo y vi a mi hija orando por mi“, cuenta Janelle.
La jóven madre había roto algunas arterias por lo que necesitó una lenta recuperación. Pero la experiencia de estar en el cielo cubrió cualquier dolor humano. Ella menciona que no importa lo que pase en esta vida terrenal, no importa lo malo y difícil que sea, vale la pena conocer a Jesús como su salvador y confiar en El.
“Nada en esta tierra puede hacerte comprender cuán maravillosa y gloriosa es la paz y la alegría. Es maravilloso saber que el cielo nos espera y a todos los que confían y creen en Jesús”, culmina Janelle.
