El pasado viernes 14, al revelar los planes del gobierno, el ministro de Salud de los Países Bajos, Ernst Kuipers, declaró que la medida debería impactar entre cinco y diez niños al año. Según él, la regulación es el “pequeño grupo para el que las opciones de cuidados paliativos son suficientes para aliviar su sufrimiento” o “que tienen una enfermedad o trastorno tan grave que la muerte será inevitable”.
Kuipers dijo que la muerte asistida solo se permitiría como último recurso, “cuando sea la única alternativa razonable para que un médico termine con el sufrimiento desesperado e insoportable del niño”. El gobierno de Mark Rutte tiene como objetivo publicar este reglamento a finales de este año y planea considerar la eutanasia para menores algún tiempo después de su implementación.
No se requiere aprobación parlamentaria para realizar cambios en las reglas de muerte asistida. En 2022, las iglesias protestantes holandesas enviaron una carta a la Cámara de Diputados, emitiendo una advertencia. Los líderes cristianos dijeron que “aunque las enfermedades graves y potencialmente mortales pueden conducir a situaciones complejas y angustiosas, los niños no pueden tomar una decisión independiente para enfrentar el final activo de la vida”.
En 2014, Bélgica se convirtió en el primer país en permitir la eutanasia voluntaria de niños con enfermedades terminales o dolores intensos. Según datos oficiales, el número de casos de eutanasia en Holanda aumentó un 13,7 % el año pasado, totalizando 8.720 procedimientos, lo que representa el 5,1 % de todas las muertes registradas en el país en 2022.