Jeremy era parte de un grupo de teatro universitario, que solía viajar y actuar por todo el país, una vez, el grupo fue invitado a participar en un evento de evangelización en Hollywood, California. El evento callejero, organizado cada año por un ministerio local, contó con un tiempo de adoración, exposición de la palabra y teatro durante todo el día.
Sin embargo, tan pronto como el evangelista comenzó a hablar, el micrófono dejó de funcionar. “Iba a dar un mensaje de salvación a más de 5 mil personas, pero no funcionó. Eso me molestó y salí a comer”, dijo al canal de YouTube Supernatural Stories.
Durante más de 30 minutos, el equipo técnico trató de arreglar el sonido, pero nada ayudó.
Así que decidió ir al McDonald ‘s porque tenía hambre. Al entrar al restaurante, tropezó con un vagabundo, que estaba tirado en el suelo debajo de una manta. “La persona se salió de la manta y comenzó a gritar: ‘¡Mi nombre es Cardboard!’”.
El joven compró su Big Mac y regresó al lugar cuando escuchó la voz de Dios por primera vez en su vida. “Jeremy, dale este bocadillo a Cardboard”. El evangelista le dio su Big Mac, una papas fritas grandes y Coca-Cola al vagabundo, quien al recibir la merienda se echó a llorar y le preguntó: “¿Quién te dijo que me dieras esto?”.
“Cartón, nunca me creerás. Jesús me dijo que te diera esto”, dijo Jeremy. El joven le preguntó por qué lloraba y el hombre le contó su historia. “Solía ir a esa iglesia que hace evangelismo, pero perdí mi trabajo. Ya terminé aquí. Todos los años salen y nos dicen cuánto nos ama Jesús. Pero no me siento muy amado por Dios”, dijo el hombre.
Reveló que ese día había planeado quitarse la vida durante la predicación de Jeremy en el evento.“Hoy escuché una voz mientras se alistaban en medio del mensaje: ‘Sube a lo alto de ese edificio y, en medio del mensaje, salta’. Subí allí. Tenía un perrito caliente en mis manos. Cuando llegué arriba, salí por la ventana y estabas a punto de hablar. Justo cuando empezaste a hablar, te cortaron el micrófono”, dijo el vagabundo.
Tuvo su plan de suicidio interrumpido por la falla del sonido y renunció a saltar. En ese momento el evangelista entendió que, su micrófono dejó de funcionar, salvar una vida, era la providencia de Dios. El vagabundo continuó: “Escuché otra voz que decía: ‘Samuel, pídeme cualquier cosa’. Le dije: ‘Está bien, Dios, si eres real, quiero que ese hombre
(Jeremy) me traiga una Big Mac, papas fritas grandes y una Coca-Cola”.
Luego, el evangelista predicó sobre el amor de Dios a Samuel. El hombre oró junto con Jeremy y entregó su vida a Cristo ese día.“El Dios al que sirvo, Él siempre ve ‘el indicado’. No ve multitudes. Él hablaría mi mensaje sin micrófono a un hombre que había olvidado su nombre. Su verdadero nombre era Samuel. Y estaba escuchando la voz del Señor”, reflexiona Jeremy.