Personas como Esperanza, David, Lincoln o Mei, que muestran su fuerza no sólo por haber logrado sobrevivir a un aborto, sino por contar su historia al mundo para intentar evitar que su situación se repita. Testimonios sinceros, duros, pero que muestran una realidad escondida muchas veces por su crudeza.
Esperanza tiene una cicatriz en la frente, fruto del intento de aborto que sufrió, un aborto que le costó ir en silla de ruedas y una parálisis cerebral para toda la vida, su madre la dio en adopción pero ella no guarda rencor a su madre. Así también, la madre de David decidió abortar, pero David nació sano y sin secuelas de los abusos de su madre y fue adoptado por su abuela. No ha sido fácil para él, por eso testifica con la esperanza de convencer a otras personas de no abortar.
La madre de Lincoln hizo lo imposible por deshacerse de su hijo, pero él sobrevivió y ahora es un pastor que cuenta su caso en la televisión ante de millones de personas. En China, Mei sufrió la política del hijo único. Su madre se vio forzada a abortar cuando quedó embarazada y tomó unas fuertes hierbas venenosas, pero Mei no murió. Las autoridades la forzaron a intertarlo de nuevo, logrando poner en peligro su vida más que la del feto, y por poco muere desangrada.
Después quisieron intentarlo con un aborto salino, pero el padre de Mei se negó en rotundo. Cuando ya estaba de siete meses acudieron al hospital donde le practicaron un nuevo aborto, pero de forma milagrosa Mei volvió a sobrevivir y terminó por nacer. Las autoridades chinas separaron a madre e hija, ambas muy débiles, y no fue hasta años después que se volvieron a encontrar. Desafió a las leyes y ahora Mei es madre de dos niños.
Fuente: actuall.com