“El fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra. Ahora será el fin sobre ti, y enviaré sobre ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos… Viene el fin, el fin viene; se ha despertado contra ti; he aquí que viene… oh morador de la tierra… cercano está el día; día de tumulto, y no de alegría… derramaré mi ira sobre ti… pondré sobre ti tus abominaciones… ni tendré misericordia… El tiempo ha venido, se acercó el día… De fuera espada, de dentro pestilencia y hambre… Arrojarán su plata en las calles, y su oro será desechado; ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová… porque la tierra está llena de delitos de sangre, y la ciudad está llena de violencia, de iniquidad… Destrucción viene; y buscarán la paz, y no la habrá… según sus camino haré con ellos, y con los juicios de ellos los juzgaré; y sabrán que yo soy Jehová.” Ezequiel 7.
Nuestro maravilloso Salvador Jesucristo también fustigó duramente el pecado de su generación (Mt. 23:13-38). “¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.” (Mt. 24:2). Y después de esta gran advertencia de seguro juicio divino sobre la tierra y sus moradores, los discípulos se le acercaron aparte diciendo: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida y del fin del mundo?” (Mt. 24:3).
Es entonces que el Maestro entra en ese gran Sermón profético del capítulo 24 de Mateo, en el que no nos dice la fecha exacta de estos juicios y calamidades que vendrán sobre la tierra y sus moradores, ni nos dice el día y la hora exacta de levantar a su Iglesia; ni cuando será su segunda venida a este mundo, en la que vendrá a juzgar a las naciones, a dar el justo pago a los que no obedecieron a Dios. Empero, nos describe con detalles precisos el tiempo de estos juicios y de su venida; y nos explica claramente las condiciones prevalentes en el mundo, los acontecimientos que habrá en el mundo, y las señales morales, sociales, políticas, religiosas, físicas, científicas que tendrán lugar en el mundo en los días inmediatos al fin de esta edad.
Así como los profetas antiguos hablaron mucho acerca del fin, también nuestro Señor Jesucristo, el mayor de todos los profetas, con conocimiento perfecto y preciso, habló ampliamente acerca de los días del fin. El Señor Jesucristo menciona los días del fin quince veces, en los que descorre el velo del tiempo y nos ofrece las escenas del tiempo de su venida y del fin de esta edad.
Dice el Señor que en los días del fin habrá muchos engañadores, guerras, revoluciones, nación contra nación, y reino contra reino, pestes, hambres y terremotos. Este funesto trío de calamidades: enfermedades, hambre y terremotos aumentarán conforme se acerque el fin. Se entregarán, se aborrecerán, se traicionarán, se matarán unos a otros. Y hoy día, por el diabólico espíritu del materialismo ateo, hijos que entregan a los padres y viceversa, se traicionan unos a otros, se matan unos a otros, se asesinan unos a otros, hermanos contra hermanos, se envían a la horca y al paredón.
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También el Maestro, como en un paréntesis de gracia, en medio del pandemónium de esos días, dijo: “Y será predicado este Evangelio del reino en todo el mundo para testimonios a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mt. 24:14).
Reanuda el Señor su mensaje apocalíptico para los días del fin hablando de una “gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mt. 24:21). Y añade: “Y si aquellos días (del fin) no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mt. 24:22).
Advierte nuevamente el Maestro, en Mateo 24:24, sobre la caravana de “falsos Cristos, y falsos profetas” que se levantarán en los días del fin, y aún “harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañaran, si fuere posible, aun a los escogidos”.
Amigos míos, y ya la higuera Israel está llena de renuevos, y más que de renuevos, de frutos. Israel, que por milenios no era nación, que por castigo a su incredulidad, desde el año 1948 ya es nación. “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.” (Mt. 24:32, 33). Reverdeció la higuera y está llena de frutos, y el Señor Jesucristo afirma que cuando Israel reverdeciera que su venida y el fin de esta edad estaría a las puertas.
“Y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” (Lc. 21:24). Nuestro Señor también dijo que en los días del fin la ciudad del Jerusalén sería librada del poder gentil, y ya Jerusalén está gobernada por los propios judíos.
Y como para que no nos queden dudas el Señor añade señales que habría en la moral de la humanidad para los días del fin. El Señor compara estos días con los días antes del diluvio, eran días de borrachera, de delincuencia, crimen, robo, atracos, inseguridad, corrupción, adulterio, fornicación, infidelidad conyugal, divorcios, recasamientos, lujurias, orgías sexuales, hombres vestidos de mujer, y mujeres vestidas de hombres, homosexualismo, lesbianismo, indecencia, nudismo. “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre” (Mt. 24:37-39).
Amigos míos, y esto también lo tenemos hoy, esto es ya demasiado palpable, los cuales es otra señal de los días del fin. Y aquí advierte el Señor, de la manera siguiente: “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor… Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mt. 24:42-44).