Literatura
05 de Mayo del 2017
El camino hacia Dios
Editado en 1884, el libro plasmó en sus páginas la grandeza del Creador. Fue escrito por el predicador Dwight Lyman Moody, reconocido como uno de los evangelistas más grandes del siglo XIX.
El arrepentimiento es una de las doctrinas fundamentales de la Biblia, pero creo que es una de las verdades menos entendidas en el presente. Hay más gente hoy en tinieblas y oscuridad acerca de los conceptos del arrepentimiento, la regeneración, la expiación y otras verdades igualmente significativas de la Biblia.
En Efesios 3:18 se nos dice de “la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Dios”. Muchos de nosotros creemos que sabemos algo acerca del amor de Dios; pero debemos admitir que aún no hemos descubierto nada de él. Colón descubrió América, pero ¿qué supo de sus grandes lagos, ríos, bosques y del valle del Mississipi? Murió sin saber mucho de lo que había descubierto. Si deseamos conocer el amor de Dios, debemos ir al Calvario. ¿Podemos mirar esa escena y decir que Dios no nos ama? Esa cruz nos habla del amor de Dios. Nunca ha sido enseñado un amor mayor que aquel que la cruz nos enseña.
Publicado por primera vez en 1884, el libro El camino hacia Dios es una de las obras de mayor relevancia del predicador estadounidense Dwight Lyman Moody, llamado el evangelista más grande del siglo XIX, quien fue usado por el Señor para transmitir personalmente su Palabra a más de cien millones de personas. Nacido el 5 de febrero de 1837, en la ciudad de Northfield, Moody se esforzó en este trabajo para mostrar a la humanidad la grandeza del Creador y como él es el camino, la verdad y la vida.
Allí en un oscuro callejón de una de nuestras grandes ciudades yace un pobre borracho. Creo que si usted quiere acercarse un poco al infierno, debe ir a la casa de un bebedor. Vaya a la casa de ese pobre y miserable bebedor. ¿Hay algo más parecido al infierno en la Tierra? Vea la necesidad y la aflicción que hay allí. ¡Pero escuche! Se oyen pasos en la puerta de entrada y los niños corren a esconderse. La esposa paciente espera para recibir al marido. Él ha sido su tormento. Muchas veces ella ha llevado por semanas las marcas de los golpes en sus mejillas y sus ojos. Muchas veces ese puño fuerte ha golpeado su indefensa cabeza.
Senda de vida
Conocido como el ‘Príncipe de los predicadores’, Dwight estructuró su obra en nueve capítulos, en los que plasmó una serie de pensamientos en torno al amor de Jesús, la puerta de entrada al reino de Dios, la seguridad de la salvación, el arrepentimiento y la restitución. Con un lenguaje sencillo, el siervo de Cristo escribió su libro con el objetivo de que los lectores se fortalecieran, establecieran y confirmaran en la fe cristiana. Además, mostró cómo el hombre puede llevar almas a los pies del Señor.
Puedo creer más en Dios que en mí mismo. Si quiere conocer la senda de la vida, crea que Jesucristo es un salvador personal, apártese de doctrinas y credos, y venga directo al corazón del Hijo de Dios. Si se ha estado alimentando de doctrinas, no hay mucho crecimiento en esa clase de comida. Las doctrinas son para el alma lo que las calles que conducen a la casa de un amigo que me ha invitado a comer son para el caminante. Me llevarán allá si escojo la correcta, pero si permanezco en la calle, mi hambre nunca será satisfecha. Alimentarse de doctrinas es como tratar de vivir de migajas secas y magras, en vez de alimentarse del Pan de Vida.
En El camino hacia Dios, editado en español por Editorial Peniel en 2006, Moody desplegó la inspiración que el Creador le proveyó en beneficio de la transformación de la vida de millones de personas de los cinco continentes. En ese sentido, el autor dejó en claro, en su texto, que para conocer a Dios es imprescindible experimentar el amor de Jesús, que excede a todo conocimiento. Asimismo, apuntó que existen muchas pruebas sobre la divinidad del Salvador, a quien se le debe servir todos los días.
Creer y recibir
Para aquellos que buscan la salvación es peligroso descansar sobre las experiencias que otros han tenido. Muchos esperan la repetición de lo que les ha sucedido a su abuelo y a su abuela. Tenía un amigo que se convirtió al Señor en un campo, y pensaba que toda la comunidad debía descender a esa pradera y convertirse. Otro se convirtió debajo de un puente, y creía que todos los que buscaban al Señor debían ir debajo de ese puente para hallarlo. Lo mejor para los ansiosos es ir directamente a la Palabra de Dios. Si hay alguien en el mundo para quien la Palabra es preciosa, es para aquellos que siempre están preguntando cómo serán salvados.
Creador del Instituto Bíblico Moody, que vio la luz en 1886, y de la editorial cristiana Moody Publisher, fundada en 1894, D. L. Moody, como era llamado por sus contemporáneos, no solo dirigió su libro a los miembros de la iglesia, sino también a aquellas personas apartadas de Jesucristo. Convencido de que Dios tiene especial atención en los que están alejados de él, canalizó un mensaje especialmente diseñado para este grupo de creyentes al que consideraba muy numeroso dentro de las comunidades evangélicas.
El arrepentimiento es una de las doctrinas fundamentales de la Biblia, pero creo que es una de las verdades menos entendidas en el presente. Hay más gente hoy en tinieblas y oscuridad acerca de los conceptos del arrepentimiento, la regeneración, la expiación y otras verdades igualmente significativas de la Biblia que quizás en ninguna otra doctrina, aunque hemos oído de ellas desde nuestros primeros años. Si preguntara una definición de arrepentimiento, mucha gente me daría una idea extraña y falsa de ello. Un hombre no está preparado para creer o recibir a Cristo hasta que esté listo para arrepentirse de sus pecados.
Hombre de oración y estudioso de las Sagradas Escrituras, Dwight Lyman proclamó las buenas nuevas a través de diversas publicaciones que, como el caso de El camino hacia Dios, fueron creadas para edificar y educar a los seguidores del Señor. Respecto a este punto, vale precisar que, por intermedio de su compañía Moody Publishers, el predicador estadounidense lanzó varios productos editoriales que engrosaron la literatura cristiana y que sirven hasta la actualidad para evangelizar a los inconversos.
Fuente de amor
Si usted mira una casa, pronto notará la diferencia entre un hijo y un siervo. El hijo anda con plena libertad por toda la casa: es su hogar, pero el siervo tiene un lugar de subordinación. Lo que queremos es ser algo más que siervos. Debemos ser conscientes de nuestra posición en Dios, como hijos o hijas. Él no “deshijará” a sus hijos. Dios no solo nos ha adoptado, sino que también somos suyos por nacimiento: hemos nacido en su Reino. Mi hijo era tan hijo mío cuando tenía unos días como ahora que tiene 14 años. Él era mi hijo, aunque no supiéramos en lo que iba a convertirse cuando fuera adulto. Él es mío, aunque tuviera que sufrir la cárcel y ser derivado al cuidado de tutores del gobierno.
El trabajo evangelizador de Dwight Lyman Moody, quien falleció el 22 de diciembre de 1899 a los 72 años, permitió que las buenas nuevas de Dios se extendieran por Estados Unidos y el Reino Unido. Creyente fiel, su empeño por predicar la Palabra lo transformó en un personaje único del cristianismo del siglo XIX. Impulsor de cientos de cruzadas evangelísticas, promocionó el amor del Señor como fuente de salvación y restauración y nunca se cansó de afirmar que “Dios es amor”.
Hay dos clases de creyentes apartados. Algunos en realidad nunca se han convertido. Han pasado por todas las formas externas del cristianismo: se han unido a una comunidad de creyentes, y ahora dicen ser apartados, pero en realidad nunca han estado; pueden hablar de apartarse, pero no han nacido de nuevo. Deben ser tratados en forma diferente a los verdaderos apartados, aquellos que han nacido de semilla incorruptible, pero se han deslizado. Queremos traer a estos últimos de nuevo al camino de donde se han desviado y dejado el primer amor. No hay nada mejor para aquellos que se han apartado que llevarlos a la Palabra de Dios.
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