Keoki* se encontraba muy grave a causa de una enfermedad. Después de que un misionero nativo y otros hermanos oraran por él, se aferró a Cristo. Cuando recibió su milagro y fue sanado, se llenó de mucho gozo. Cuanto más aprendía de Jesús, mayor era su hambre por la Palabra de Dios. “Se encontraba muy feliz por su milagro y, desde entonces, sigue fiel en adoración”, dijo el pastor local.
Desafortunadamente, el hijo y la nuera de Keoki rechazaron su fe, al ver su cambio, se sintieron traicionados porque él había abandonado lo que sus antepasados fallecidos les habían enseñado. La esposa de Keoki era la más indignada. “Su esposa dijo que no quería volver a verlo, que se quedara con ‘su’ Jesús y que los cristianos lo alimentaran”, añadió el pastor.
Según Christian Aid, el misionero nativo le dio a Keoki apoyo, consuelo, y le enseñó más de la Palabra de Dios, recalcándole el costo de seguir las pisadas del Maestro. Luego organizó una colecta entre los hermanos del pueblo para la compra de materiales y le construyeron una choza.
“Cuando vi una foto de él y su choza, me tocó el corazón. Es triste que su amada esposa y su hijo lo echaran de su familia”, dijo el líder del ministerio. Abandonado completamente por su familia, Keoki ahora intenta mantenerse por sí mismo, recibiendo también la ayuda de los cristianos en su aldea. Damos gloria a Dios por la labor de los misioneros.