«La era dorada de Estados Unidos empieza ahora», proclamó Trump ante cientos de invitados en la Rotonda del Capitolio en Washington D.C.
Desde el inicio de su discurso, el presidente dejó claro que su administración se guiará por los principios fundamentales de la nación, reafirmando la frase ‘In God We Trust’ (En Dios confiamos), inscrita en la moneda estadounidense y reflejo de los valores sobre los que se construyó Estados Unidos.
«Dios me salvó para hacer a EE.UU. grande de nuevo», expresó en un emotivo momento, recordando el atentado que sufrió en Pensilvania durante su campaña en julio de 2024.
Acompañado por su esposa y primera dama, Melania Trump, así como por expresidentes como Joe Biden, Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton, junto a figuras influyentes como Elon Musk y Mark Zuckerberg, Trump reafirmó su compromiso de «restaurar la soberanía, la justicia y el orden en la nación».
Una postura firme: «Solo hay dos géneros»
Uno de los momentos más impactantes de su discurso fue cuando Trump reafirmó su posición sobre la identidad de género:
«En Estados Unidos solo habrá dos géneros: hombre y mujer», afirmó con convicción.
Esta declaración no solo fue una respuesta a la agenda progresista de los últimos años, sino también una reafirmación de lo que la Biblia enseña sobre la creación del ser humano. Desde el principio, Dios estableció dos géneros con propósitos distintos pero complementarios:
«Varón y hembra los creó; y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla» (Génesis 1:27-28).
El intento de imponer una ideología que busca desdibujar la identidad biológica y espiritual del ser humano no solo contradice la ciencia, sino también la voluntad de Dios. Jesús mismo reafirmó este principio cuando dijo:
«Pero desde el principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios» (Marcos 10:6).
En un mundo donde los valores cristianos han sido atacados, Trump se ha comprometido a restaurar el orden divino en la sociedad, evitando que la confusión y el relativismo moral sigan afectando a las nuevas generaciones.
Políticas claves: Frontera, narcotráfico y Canal de Panamá
Desde su primer día en la Casa Blanca, Trump tiene previsto firmar múltiples decretos, entre ellos la declaración de emergencia nacional en la frontera con México para detener la inmigración ilegal.
«Toda entrada ilegal se detendrá de inmediato, y comenzaremos el proceso de devolver a millones de extranjeros criminales a sus países de origen», afirmó el mandatario.
Además, anunció la designación de los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas, y su intención de recuperar el control del Canal de Panamá, argumentando que China ha tomado dominio de la vía interoceánica.
El presidente panameño, José Raúl Mulino, respondió inmediatamente, asegurando que «el Canal es y seguirá siendo de Panamá».
Un modelo económico basado en la autosuficiencia
Trump también dejó claro que su administración priorizará el crecimiento interno, impulsando la manufactura nacional y fortaleciendo el sector energético:
«Vamos a perforar, baby, a perforar. Volveremos a hacer de EE.UU. una nación rica gracias al oro líquido que tenemos bajo nuestros pies», enfatizó, en referencia a los combustibles fósiles.
Además, aseguró que las ciudades no serán castigadas con más impuestos, sino que estos recaerán sobre otras naciones, con el objetivo de fortalecer la economía estadounidense.
Un compromiso con la exploración espacial
En el tramo final de su discurso, el presidente hizo una audaz promesa sobre la conquista del espacio:
«Perseguiremos nuestro destino manifiesto hacia las estrellas, lanzando astronautas estadounidenses para plantar la bandera en Marte».
Reflexión: Un gobierno alineado con los valores bíblicos
El regreso de Trump a la Casa Blanca representa una oportunidad para que Estados Unidos recupere sus principios cristianos, en un momento donde el relativismo y la ideología de género han intentado corromper la verdad. La Biblia nos advierte que cuando un pueblo se aleja de Dios, sufre las consecuencias, pero cuando honra Su Palabra, es bendecido:
«Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que él escogió como heredad para sí» (Salmo 33:12).
La firme postura del nuevo presidente en defensa de la identidad biológica, la libertad religiosa y la soberanía nacional es un llamado a los cristianos para seguir intercediendo por el gobierno y la nación. La Palabra de Dios nos insta a orar por las autoridades, para que haya paz y justicia en la tierra:
«Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad» (1 Timoteo 2:1-2).
Que este nuevo liderazgo sea un tiempo de restauración para la familia, la verdad y la moral en la sociedad. La iglesia tiene el deber de apoyar y orar, para que Dios guíe cada decisión en favor del bien común y de Su propósito eterno.
¡Dios les bendiga ricamente, querida Comunidad de Impacto Evangelístico!
