La persecución es una lucha que la iglesia cristiana ha tenido que enfrentar al agravarse ésta durante los últimos años. La nación nigeriana no es la excepción, ya que actualmente en las universidades públicas, los prejuicios anticristianos, la discriminación y las políticas públicas han ocasionado empeorar la situación.
En Nigeria, predomina el número de musulmanes, sobre todo, en la parte norte del país. A consecuencia, existe una prohibición exclusivamente a estudiantes cristianos, impedidos de usar cualquier instalación dentro de sus casas de estudios superiores para realizar cultos, koinonias o compañerismo cristiano.
A diferencia de estudiantes musulmanes que sí pueden utilizar diversos espacios dentro de sus universidades y en general todas las instalaciones, los cristianos tienen que salir de su campus para adorar a Dios y tener sus encuentros grupales de diferente índole espiritual. Además, constantemente están expuestos a violencia e inclusive muerte, por funcionarios que no cumplen con protecciones ya establecidas.
En ese sentido, es importante traer a la memoria el caso de Deborah Emmanuel Yakubu, estudiante cristiana asesinada en mayo de 2022. Los protagonistas de este brutal crimen fueron arrestados y liberados sin ser procesados, sucesos como éstos posicionan a Nigeria en el sexto lugar de la Lista de Vigilancia Mundial de Open Doors en cuanto a persecución anticristiana.
El comunicado de esta institución, Open Doors International, menciona lo siguiente: “Los asesinatos relacionados con la fe en el África subsahariana superaron con creces los de cualquier otra región de la lista anual. Esta ha sido una tendencia durante varios años”.
Cabe mencionar que defensores de los derechos humanos, están de acuerdo en que la persecución cristiana en Nigeria es grave, y el número de asesinatos por discriminación está en aumento. El gobierno no toma medidas al respecto y lo que se motiva a hacer para combatir esta situación es orar y poner nuestra esperanza en Dios, quién tiene el control de todas las cosas.