El reloj de Dios est\u00e1 para marcar el minuto final, el d\u00eda de la salvaci\u00f3n est\u00e1 declinando, las sombras de la noche de la perdici\u00f3n se avecinan. Conforme el d\u00eda va declinando m\u00e1s apremiante se hace la tarea de la Iglesia. La necesidad de las multitudes sin Cristo es urgente, tenemos que entregarnos por entero al cumplimiento de la gran comisi\u00f3n hasta hacer llegar el Evangelio a toda persona y hasta lo \u00faltimo de la tierra (Mr. 16:15).<\/p>\n\n\n\n
Cada cristiano est\u00e1 en la obligaci\u00f3n de tomar parte activa en esta gran tarea, que es la tarea suprema de la Iglesia. No puede haber lugar para la indiferencia y la mezquindad; la inacci\u00f3n es inexcusable. Cada cristiano tiene que ser un ganador de almas. Cada templo tiene que ser un centro de evangelizaci\u00f3n. Cada congregaci\u00f3n tiene que ser una fuerza din\u00e1mica e incontenible en contra de las fuerzas del mal llevando las buenas nuevas de salvaci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n
En esta hora crucial y postrera, esta no es tarea de pusil\u00e1nimes, ni de cobardes, ni de d\u00e9biles, es una tarea fuerte, y fuertes y valientes tienen que ser los que la realizan, pues \u201cel reino de los cielos se hace fuerza, y los valientes lo arrebatan\u201d (Mt. 11:12, Reina-Valera Antigua [RVA]).<\/p>\n\n\n\n
Para poder realizar esta grandiosa labor de evangelizaci\u00f3n mundial, en el breve tiempo que nos resta, tenemos que darle prioridad a la misma. El cumplimiento de esta tarea tiene que estar por encima de todo y de todos.<\/p>\n\n\n\n
Y cuando los grandes y poderosos no lo hacen, Dios usa a los peque\u00f1os y a los d\u00e9biles. Cuando los intelectuales y los eruditos no lo hacen, Dios usa a los hombres sin letras y aun a los analfabetos. Cuando los grandes oradores no lo hacen, Dios usa a los tartamudos. Cuando los Nicodemos se esconden en la noche de su cobard\u00eda, Dios usa a las samaritanas a plena luz del d\u00eda. Cuando jerarcas y te\u00f3logos se muestran indiferentes, Dios usa a pescadores y principiantes. Cuando los ricos y potentado no ofrendan de sus abundantes riquezas para la promoci\u00f3n del Evangelio, Dios usa a las viudas que lo dan todo para esta bendita Obra. Cuando los materialistas se entregan a aumentar sus propiedades y sus cuentas bancarias, Dios usa a los Bernab\u00e9s a vender todo lo que tienen para dedicar el dinero a la Obra de Dios. Cuando los Giezis dentro de la Obra de Dios se van a buscar prebendas, comodidades y riquezas, Dios usa a los Zaqueos a restituir lo mal habido y a dar cuatro tantos m\u00e1s para la Obra de Dios.<\/p>\n\n\n\n
Este Evangelio tiene que ser proclamado en todo el mundo por aquellos que aman a Cristo de todo coraz\u00f3n; por aquellos que sirven al Se\u00f1or y a los dem\u00e1s sin esperar recompensa ni reconocimiento humano; por aquellos cuya vida gira en torno a la gran necesidad de las almas y al cumplimiento de la gran comisi\u00f3n; por aquellos que nada estiman su vida y la oponen al servicio de Dios; por aquellos que dan sin reserva para la salvaci\u00f3n de las almas: tiempo talentos, dinero.<\/p>\n\n\n\n
Estos son los verdaderos testigos de Cristo, estos son los que mantienen la luz ardiendo, estos son la sal de la tierra, esos son los que Cristo necesita, estos son los que est\u00e1n aprovechando los \u00faltimos rayos de luz. Aquellos que son menos que estos son caricaturas de cristianos, son l\u00e1mparas escondidas, son sal desvanecida, son talentos enterrados, son obreros ociosos, son v\u00edrgenes dormidas, son nubes sin agua, son \u00e1rboles sin fruto, son estrellas err\u00e1ticas; quienes merecidamente ser\u00e1n lanzados a las tinieblas, las de afuera, con la severa sentencia: \u201cApartaos de m\u00ed, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus \u00e1ngeles\u201d (Mt. 25:41). Esa es la suerte final de aquellos que no se esfuerzan por la obra misionera y la evangelizaci\u00f3n del mundo.<\/p>\n\n\n\n
\u00bfC\u00f3mo te presentar\u00e1s delante del Se\u00f1or, habiendo desatendido el clamor de las almas en esta hora crucial? \u00bfQu\u00e9 excusas presentar\u00e1s al Se\u00f1or? \u00a1No habr\u00e1 excusas!<\/p>\n\n\n\n
El capit\u00e1n de un yate quer\u00eda la gloria de ganar un premio en la regata. En plena competencia alguien le grit\u00f3 que uno de sus marineros hab\u00eda ca\u00eddo al agua, pero el yate sigui\u00f3 avanzando y gan\u00f3 el premio, pero el marinero pereci\u00f3 ahogado. El capit\u00e1n afirmaba que no hab\u00eda escuchado el aviso, pero adentro de su conciencia \u00e9l sab\u00eda que no hab\u00eda querido detener la marcha del yate. Acosado por la conciencia comenz\u00f3 a perder el apetito y el sue\u00f1o, y pronto estuvo dependiendo de calmantes y de drogas, con los nervios destrozados busc\u00f3 auxilio psiqui\u00e1trico, terminando en un manicomio. Y se pasaba todo el tiempo realizando labor de salvamento a un n\u00e1ufrago imaginario. Un doctor coment\u00f3: Si hubiera socorrido al marino no estar\u00eda ahora de d\u00eda y de noche en esa labor infructuosa.<\/p>\n\n\n\n
Hermano, aunque no ganes el premio que ofrece la familia, o la escuela, o la universidad, o el gobierno, o el concilio, no desatiendas la llamada de auxilio que te hacen las almas p\u00e9rdidas en el mar tempestuoso del pecado.<\/p>\n\n\n\n
Tenemos que avanzar \u201centre tanto el d\u00eda dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar\u201d (Jn. 9:4). \u00a1Sigamos avanzando mientras el d\u00eda dura! Am\u00e9n.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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