Nena de 10 años, vive en un pueblo muy humilde de Asia. Pese a su edad, la mayor parte del tiempo se dedica a las tareas domésticas de su madre. Cierto día, mientras Nena buscaba leña, se lastimó uno de sus pies con una espina, por lo que cojeó hasta su casa aguantando el dolor; una vez en su casa, sus padres la llevaron al hospital y luego de varios días de tratamiento pudo volver a andar con su pie sano de manera “normal”.
Semanas más tarde, según el testimonio que brindó para Gospel for Asia, el dolor volvió sin explicación pues la herida había sanado pero entonces los médicos determinaron por medio de varias pruebas que la niña tenía cáncer, lo que causó gran desconsuelo en sus padres.
Los progenitores gastaron mucho dinero en tratamientos médicos e incluso vendieron sus propiedades, buscaron curanderos y no había solución para su enfermedad; cuando apareció una llaga en su pierna, la situación empeoró pues se extendía a su rodilla con pus y sangre en toda su pierna.
Los médicos sugirieron que de continuar tal estado, a la niña tendrían que amputarle la pierna, por lo que la niña entró en depresión y deseó morir mientras su familia luchaba por no perder a su hija; en medio de la dolorosa situación, conocieron a Adron, un pastor, cuando éste se detuvo a hablar con la madre de la niña debido a su cara de angustia, trajo esperanza.
De inmediato el pastor le compartió una palabra de fe, invitando a que ella creyera que Cristo era el único capaz de sanar a su hija. “Si confías en Jesús, Él sanará a tu hija. Jesús es el sanador y el dador de paz”, le dijo él. Días después ellos asistieron por invitación del pastor Adron a uno de los cultos y oraron por la niña, a quien visitaba con frecuencia para saber su estado de salud, puesto que ya no caminaba en lo absoluto, y él en oración estaba clamando por su sanidad.
Periódicamente, la niña comenzó a presentar mejoría sobre el cáncer que padeció; con este gran testimonio, la familia vio que Dios era real y aceptaron a Jesús en sus vidas. Para los padres de Nena, sabían que lo que ocurrió en la vida de la niña definitivamente fue un milagro, puesto que era una situación realmente difícil para todos. Ahora piden oraciones para que las personas en lugares remotos puedan seguir recibiendo aliento y apoyo por medio de la palabra de Dios, y que la expansión de la fe continúe con mucha más fuerza.