La convivencia en los hogares se ve muy influenciada en estos días por diversos agentes que producen constantes diferencias de opinión y de comportamiento en medio de quienes forman lo que se ha denominado la “Base de la Sociedad”, el padre debe soportar la presión del trabajo y de la manutención del hogar; la madre es la responsable del hogar y de la crianza de los hijos; y los hijos están sometidos a tener que manejarse dentro de reglas que les parecen muy estrictas y de las cuales cada día, tratan de salirse, ya que para ellos significa libertad el hacer cosas que vayan en directa desobediencia de las instrucciones de los padres. Dentro de esta búsqueda, los infantes son los más fáciles de influenciar, y el mayor agente de influencia es la Televisión.
Normalmente el padre cansado y la madre ocupada, encuentran en la televisión la ayuda para “calmar” a sus hijos y así ellos no ser “molestados”, porque necesitan paz; no dándose cuenta que con esa actitud están hipotecando la enseñanza de sus hijos. La televisión tiene una influencia enorme sobre la forma en que los niños ven nuestro mundo. Desde que nacen hasta los 18 años de edad, los niños pasan más horas viendo la televisión que en la escuela. Entre los aspectos positivos de ver la televisión están el contemplar otros estilos de vida y otras culturas. En la actualidad, los niños entran a la escuela sabiendo más que los niños anteriores a la era de la TV. Además, la televisión tiene un gran poder de entretenimiento. Aunque la televisión puede ser una buena maestra, muchos niños pasan demasiado tiempo frente al televisor, y por lo tanto, experimentan algunas de las consecuencias negativas de lo que allí cada día se muestra.
La influencia de la Televisión en los hogares es algo que nos debemos preocupar, debemos encontrar la forma de educar a nuestros niños como a los adolescentes.
“Y enseñarán… a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio.” (Ezequiel 44:23).
Si pasamos revista a los dibujos animados de ahora, nos asombraremos. Ya no son lo que eran: aquellos tiernos dibujos, ingenuos, divertidos, entretenidos, que trasmitían valores positivos dentro del mundo del niño. Ahora los dibujos son monstruos en su mayoría, media persona, medios animales, seres deformes, demonios… Y casi todos poseen poderes sobrenaturales y evolucionan. Sin duda una filosofía agresiva. Lo cierto es que nuestros hijos están completamente absorbidos con los dibujos, cromos y videojuegos…
A la par, está siendo alarmante el índice creciente de adolescentes psicópatas, que terminan asesinando a amigos, hermanos o padres. Casi siempre que ocurren tragedias de este tipo, aparece como trasfondo un videojuego o un juego. Ya en el año 1998 se retiró, el video juego, “Carmagedón”, donde ganaba quien más peatones matara, y si era una mujer embarazada, más puntos se conseguían.
Los psicólogos y educadores están ya advirtiendo en estudios serios, que ciertos videojuegos pueden estimular la agresividad en los jóvenes y adolescentes, o actuar como resorte en el comportamiento de algunos con personalidad conflictiva. Según un comentario, de un especialista, “los niños tienen una capacidad especial para crear situaciones virtuales las cuales trasladan fácilmente a la realidad, y de las que ellos se hacen protagonistas. Y este es el peligro, sobre todo para pequeños con problemas de personalidad o muy introvertidos”.
Y no sólo esto, sino que hay un porcentaje alto de niños y adolescentes adictos a los juegos virtuales (según las estadísticas, un 5%), aislándose del resto del mundo, de sus familias y de sus amigos. Para los niños muy tímidos, las relaciones interpersonales son un problema, del que se deshacen relacionándose sólo con un mundo virtual donde no existen las “complicadas” relaciones humanas.
Es indiscutible que el mundo de la electrónica está permitiendo avances estupendos, mejoras en la ciencia, en la comunicación… Pero con esta misma potencia con la que avanzamos vertiginosamente en un sentido positivo, se puede utilizar negativamente con los niños. Con todos estos dibujos animados o video juegos, se les introduce en un mundo espiritual de poder, violencia e infravaloración de la vida humana. Los niños son víctimas fáciles, muy manipulables, porque son más débiles.
A veces se torna difícil lograr poner orden cuando se ha perdido la autoridad en el hogar, pídale a Dios su ayuda y orientación,
“por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos” (Deuteronomio 4:9).
Le sugerimos tomar algunas reglas de orden y manejo de la televisión en el hogar:
a) El aprecio por la TV forma parte intrínseca del modo de usarla bien. Por eso no nos sentamos ante la tele a ver “lo que den” sino a ver un programa que verdaderamente nos interesa y que no se oponga a la buena enseñanza que queremos dar a nuestros hijos.
b) La TV hay que usarla cuando nos convenga, y saber prescindir de ella. Porque le reconocemos un valor, adoptamos ante ella un talante de “uso inteligente” y no de mera evasión o de tranquilizante de nuestros hijos.
c) El problema no reside tanto en “todo lo que muestra es malo” como en “elijamos bien entre todo lo que se muestra”. Siempre es difícil el ejercicio de la libertad. Hay que elaborar nuestras propias reglas para elegir él o los programas que más nos convienen, y sacar de cada uno de ellos una enseñanza a la luz de las Sagradas Escrituras.
d) Dejar de ver programas no sólo de dibujos violentos, sino alienantes o facilones: concursos baratos, de corte pornográfico, de pensamientos contrarios a la Palabra de Dios, etc.
e) La TV es una trampa mortal para niños y todavía más para adolescentes, que suelen ver, en algunos países, unas tres horas de TV al día. O se toman medidas de naturaleza educativa respecto de los espacios y del tiempo de estar mirando Televisión, o no se podrá evitar una incidencia mala sobre estas jóvenes personalidades. Hay que “enseñar a dominar la TV”.
f) Por ello será preferible ver la televisión en familia. Para evitar el disgregamiento familiar y para poder discutir familiarmente cuanto se contemple en la pantalla.
g) La TV puede llegar a alimentar. Pensemos lo que supondría si los cristianos y personas con valores parecidos, mediante una conducta común, lográsemos cambiar los índices de audiencia de los programas de menos calidad. A lo mejor conseguiríamos que los canales de televisión fuesen dejando de lado aquellos programas nocivos para nuestra familia, y así lograríamos tener una programación más acorde a la instrucción de la Palabra de Dios.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16)
Fuente: Ministerio Radial Cristo es tu Ruta