“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad… Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios… Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen…” Romanos 1:18-32.
En el primer capítulo en su epístola a los Romanos el gran apóstol Pablo nos ofrece un bosquejo en escala descendente de la vida espiritual y moral de la raza humana desde su creación hasta los días del fin. Nos dice el apóstol que:
1°. “Lo que de Dios se conoce les es manifiesto al hombre, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (vv. 19, 20). Esto es, Dios se manifestó, se dio a conocer al hombre.
2°. “Habiendo conocido a Dios” (v. 21). Quiere decir que el hombre conoció a Dios.
3°. “No le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias” (v. 21). El hombre aunque conoció a Dios, no reconoció a Dios, no le glorificó, y no fue agradecido.
4°. “Se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios” (vv. 21, 22). Por causa de sus vanos razonamientos y vanas filosofías, su entendimiento fue entenebrecido y se hicieron necios.
5°. “Cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” (v. 23). Quiere decir que por causa de este entenebrecimiento de la mente, y esta necedad del corazón, el hombre se convirtió en un idólatra honrando imágenes de hombres, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
6°. “Deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador” (vv. 24, 25). La idolatría llevó al hombre a cambiar la verdad de Dios por la mentira.
7°. “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza” (v. 26). Esto es, el lesbianismo rampante en nuestros días.
8°. “Y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres” (v. 27). Esto se refiere al homosexualismo o la sodomía que tanto abunda.
9°. “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican” (vv. 29-32). Ese es el degradante saldo del hombre por alejarse de Dios, por no querer tener en cuenta a Dios.
Cuando el hombre no quiere tener en cuenta a Dios, se produce la peor de todas las crisis, la crisis espiritual y esta siempre degenera en corrupción moral. Dice la Biblia: “Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno” (Judas 1:7).
Cuando el hombre no quiere tener en cuenta a Dios, los fundamentos de la moral, del hogar, de la familia, de la justicia, de todo lo bueno y honorable se va a pique. Cuando el hombre no quiere tener en cuenta a Dios se torna materialista, las torturas y la dictadura del materialismo y del pecado es más cruel que cualquier dictadura política. Jesús dijo: “Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” (Juan 8:34).
Cuando el hombre no quiere tener en cuenta a Dios se convierte en un rebelde contra Dios, y a la vez se rebela contra los padres, los maestros, el colegio, el gobierno, la cultura, la modestia, las buenas costumbres, las bellas artes; y exhiben su rebelión usando pelo y barba larga, vestimentas ridículas, chabacanas y mugrientas. Dios dice: “Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí” (Isaías 1:2).
Cuando el hombre no quiere tener en cuenta a Dios, hasta la creación, todas las criaturas gimen, las fuentes, los ríos, los mares, el aire, el ambiente se contamina. Dice la Biblia: “Porque sabemos que toda la creación gime”, y será librada de la esclavitud de corrupción, o de la contaminación (Romanos 8:22). El profeta Isaías habló de esta contaminación y dijo: “Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno” (Isaías 24:5). “Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra” (Isaías 24:4).
Cuando el hombre no quiere tener en cuenta a Dios se torna en un necio. Dice la Biblia: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad” (Salmos 53:1). Esa corrupción le hace actuar como un ser irracional, dice la Biblia: “Se corrompen como animales irracionales” (Judas 1:10). Y peor que animales irracionales, pues Dios dice: “El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor… mi pueblo no tiene conocimiento. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová… se volvieron atrás… Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga” (Isaías 1:3-6).
Las autoridades combaten la inmoralidad, la corrupción, el lenocinio, la adicción a drogas, la delincuencia, la violencia, el terrorismo, el crimen; se aprueban leyes, se implantan programas, se asignan millones de dólares para combatir estos males, pero todo resulta inútil, porque el mal no está en la sábana (en la cubierta), porque esos son los síntomas, y los reflejos, porque todos estos males son el resultado de un solo problema, el problema espiritual del hombre y la crisis espiritual del hombre le ha venido porque “ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios” (Romanos 1:28), o como lo expresa el profeta Isaías: “Porque dejaron a Jehová” (Isaías 1:4), y por boca del profeta Jeremías Dios dice: 1°) “Dos males ha hecho mi pueblo: 1°) me dejaron a mí, fuente de agua viva, 2°) y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua” (Jeremías 2:13).
Pero amigos míos, a la vez que Dios denuncia esta abominable corrupción moral, en su grande misericordia extiende su mano amiga, y le da al hombre la oportunidad de abandonar su pecado y volver a Dios. Dice Dios: “Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:16-18).
Nuestro Señor Jesucristo dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). El apóstol Juan declara: “La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).
Y el apóstol Pablo afirma: “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó… por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:4, 5).
Sí amados, y una vez resuelto el tremendo problema espiritual del hombre, entonces todos los demás problemas van encontrando solución en Cristo.
Amigo, vuélvase a Dios, cuente con Dios, busque a Dios, ame y obedezca a Dios, sirva a Dios, deléitese en Dios; y Dios transformará su vida, le salvará, le perdonará, le dará felicidad y vida eterna; le coronará de bienes y de misericordias; y al tener en cuenta a Dios, como el salmista David, usted también exclamará diciendo: “¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena…” (Salmo 139:17, 18). “Clemente es Jehová, y justo; sí, misericordioso es nuestro Dios. Jehová guarda a los sencillos; estaba yo postrado, y me salvó. Vuelve, alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien. Pues tú has librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, y mis pies de resbalar. Andaré delante de Jehová en la tierra de los vivientes… Te ofreceré sacrificio de alabanza, e invocaré el nombre de Jehová” (Salmo 116:5-9, 17).
¿Desea probar en este instante? ¡Yo he probado en Él, y ciertamente el Señor es maravilloso!