Crowder arriesgó su vida para salvar a 30 residentes desesperados y a cuatro cristianos que él pastorea, refugiándolos en el edificio de su iglesia. Cuando el grupo subió al convoy* de vehículos para escapar de las garras del monstruoso fuego, el camino “explotó”. “Los bosques explotaron. Había fuego por todas partes”, dijo Crowder a Baptist Press.
Aterrados porque no había camino por el cual huir, el grupo regresó al edificio de la iglesia y oró con gran carga. Con el rugido de las llamas arrasando edificios, y la explosión ensordecedora de botes de propano detonando en una ferretería vecina, el grupo clamó a Dios por protección, y Dios oyó.
A pesar de la furia de los incendios forestales, el edificio de la iglesia permaneció intacto, y el grupo refugiado en el interior soportó toda la noche sin sufrir daño alguno. Aunque toda la ciudad fue derribada, el templo permaneció en pie. Ahora se convertirá en un faro de esperanza cuando esta comunidad intente reconstruirse de las cenizas.
El incendio de “Camp Fire” en California se ha convertido en el más letal de la historia de ese estado. Se le puso el nombre de Camp Fire por el origen del incendio en Camp Creek, California. El número de muertos ha aumentado a 44, según el alguacil del condado de Butte. Oremos por todos los afectados por este terrible desastre natural.
(*)Convoy: conjunto de vehículos de las fuerzas de seguridad o militares.