Reconocido como una obra de incalculable valor, el manual escrito por el teólogo Gleason L. Archer encara la canonicidad, la historicidad, la inspiración, los problemas textuales, la alta crítica y otros temas.
Antes de iniciar un estudio crítico sobre el Antiguo Testamento, conviene que nos pongamos de acuerdo en el planteo básico sobre la clase de libro que es. Si se trata meramente del producto del genio humano, entonces los datos que hallamos deben ser manejados de una manera específica. Si, por el contrario, los treinta y nueve capítulos del Antiguo Testamento fueron inspirados por Dios, que empleó instrumentos humanos para registrar la verdad que reveló a los hombres, en ese caso los datos deben ser manejados de muy distinta manera. Es decir, todo cuanto pareciera ser inconsecuente con esa norma de certeza que presupone la inspiración divina debe ser cuidadosamente investigado para procurar una reconciliación satisfactoria de aparentes discrepancias.
Publicada en 1964 por el Instituto Bíblico Moody, la obra Reseña crítica de una introducción al Antiguo Testamento es uno de los trabajos más relevantes sobre introducción a la primera parte de las Sagradas Escrituras del siglo anterior. Escrita por el teólogo estadounidense Gleason L. Archer, ofrece información muy valiosa, basada en un punto de vista ortodoxo, para la comunidad evangélica mundial.
No tenemos acceso a los originales infalibles de los libros que componen las Escrituras Hebreas. Las más antiguas copias que han llegado hasta nosotros están distanciadas, en algunos casos, no menos de mil años de la época de su composición original. No obstante, constituyen nuestra principal autoridad en cuanto a la inspirada Palabra de Dios, y todas nuestras copias y traducciones de las Escrituras necesariamente dependen de los más antiguos y mejor disponibles manuscritos de los originales hebreo y arameo. Debemos, por lo tanto, reseñar las evidencias escritas sobre las cuales se basan nuestras modernas ediciones de la Biblia hebrea, y tomar conocimiento del enorme y variado cuerpo de evidencias con las cuales tiene que efectuarse la crítica textual del Antiguo Testamento.
Considerado por la crítica especializada como un volumen de incalculable valor para los estudiantes, los eruditos, los creyentes y los laicos que deseen entender la visión conservadora del Antiguo Testamento, el libro encara los temas de la canonicidad, la historicidad, la inspiración, los problemas textuales y la alta crítica. Además, trata sobre las dificultades específicas de cada uno de los libros que lo conforman.
TEXTO SENCILLO Y ÚTIL
De acuerdo con la hipótesis de Wellhausen, la declinación y caída de la monarquía judía, con la subsiguiente deportación de los israelitas al cautiverio, los obligó a renunciar a sus aspiraciones políticas y volver la mirada a sus instituciones religiosas como base para continuar su existencia como nación.
Esta fue la razón por la cual el sacerdocio profesional de la tribu de Leví asumió creciente importancia, y las prácticas rituales fueron elaboradas en la forma en la que finalmente resultaron codificadas en el documento P. Antes del exilio, de acuerdo con esta teoría, no hubo realmente pautas normales que rigieran para todos los fieles, sino que la adoración y los sacrificios se regían según normas simples y flexibles.
En el prefacio de su texto, el exégeta Archer afirma que el propósito de su reseña es el de proveer un escrito sencillo y útil para discípulos y seminaristas con exiguo conocimiento de las Escrituras. De igual forma, apunta que su manual brinda un panorama general del tema para pastores y estudiosos de la Biblia. Asimismo, recalca que su escrito, apto para creyentes bisoños, se adhiere a una postura netamente evangélica.
Originalmente parece que la Biblia hebrea consideró los dos volúmenes de Samuel como un solo libro. Lo mismo cabe decir de 1 y 2 de Reyes. Esta es la razón por la cual Josefo, en el primer siglo d. C., consideró que eran 22 los libros del Antiguo Testamento. Pero los judíos alejandrinos del Antiguo Testamento reunieron los dos libros de Samuel y los dos de Reyes como libros de los “reinos”, y luego los subdividieron en cuatro libros de los “reinos”. Con el correr del tiempo, la Vulgata Latina abandonó el término libros de los reinos y adoptando la división hebrea entre Samuel y Reyes estableció los títulos que la Iglesia occidental ha utilizado hasta nuestros días. Pero la Iglesia oriental todavía habla de 1 y 2 Samuel como 1 y 2 Reinos y 1 y 2 Reyes como 3 y 4 Reinos.
Nacido el 22 de mayo de 1916, en Massachusetts, el autor estadounidense también expresa, en el preámbulo de su libro, su convicción personal de que solamente la postura ortodoxa sobre el contenido de las Sagradas Escrituras le hace verdadera justicia al texto bíblico en sí. Del mismo modo, revela que su estudio, que engloba los puntos principales del Antiguo Testamento, está elaborado con toda imparcialidad y honestidad.
Los adherentes a la teoría del fechado en el tiempo de los Macabeos suelen hacer un gran hincapié sobre el supuesto desarrollo o evolución del pensamiento religioso de la nación israelita. Señalan motivos e insistencias en Daniel que consideran análogos a los que caracterizan la literatura apócrifa del período intertestamentario (obras tales como el Libro de Enoc y el Testamento de los doce patriarcas y aun libros apócrifos como Tobías y Susana). Este hincapié incluye el predominio de ángeles, la insistencia sobre el juicio final, la resurrección de los muertos y el establecimiento del reino final de Dios sobre la Tierra con el Mesías como supremo Gobernante del mundo.
FUENTE DE SALVACIÓN
Licenciado en Artes del Seminario Teológico de Princeton y en Derecho de la Escuela de Derecho de Suffock, y doctor en Filosofía de la Universidad de Harvard, Gleason L. Archer testifica en las páginas introductorias de su obra que la Santa Biblia se diferencia de todos los demás libros porque es la única fuente de la revelación del único Dios verdadero y que su propósito primordial es la salvación del hombre.
Numerosos críticos del siglo XIX dieron por sentado que los hebreos fueron incapaces de cultivar la poesía hímnica, lírica o didáctica, hasta muy adentros de su historia, y solo por la influencia de sus más cultos vecinos. Los representantes más radicales de la escuela racionalista no tuvieron empacho alguno en descartar no solamente la paternidad literaria davídica de todos y cada uno de los salmos, sino aun la composición de cualquiera de ellos con anterioridad al exilio babilónico. No dudaron un instante en asignar un ponderable porcentaje de ellos al período macabeo (alrededor del año 160 a. C.). Lo mismo cabe decir de los demás libros poéticos: Job, Proverbios, Eclesiastés y el Cantar de los Cantares, fueron considerados, en su totalidad, indudablemente posteriores al exilio.
Reseña crítica de una introducción al Antiguo Testamento está dividido en dos partes. En la primera se realiza una introducción general a la temática con información de los manuscritos hebreos y las primeras versiones. Luego, en la segunda porción, se examina desde el Génesis hasta Eclesiastés y se realiza una presentación de la poesía hebrea. Además, el manual cuenta con diecisiete ilustraciones de apoyo.
Eclesiastés tuvo como propósito convencer a los hombres de la inutilidad de toda perspectiva que no esté situada por encima del horizonte del hombre mismo. Pronuncia el veredicto “vanidad de vanidades” sobre cualquier filosofía de la vida que considere al mundo creado y al placer humano como un fin en sí mismos. Considerar la felicidad personal como el sumo bien de la vida es loca insensatez, en vista del preeminente valor del mismo Dios en contraste con el universo por Él creado. Tampoco podría lograrse jamás la felicidad yendo tras ella. Habiendo expuesto la vanidad de vivir para lograr metas de este mundo, el autor deja expedito el camino para un punto de vista adecuado del mundo que reconoce al mismo Dios como el supremo valor.