Smith nació con distintas deformidades faciales, pues no tenía orejas ni tampoco cuencas oculares, lo que le da una apariencia poco común y característica del síndrome de Treacher-Collins, por tal motivo sus padres después de tenerlo, lo abandonaron dándolo en adopción.
Vivió en el orfanato por tres años, hasta que una buena y amorosa familia lo adoptó y le enseñó lo que se sentía ser amado sin importar su condición física; lo que le ayudó a ir creando la confianza en sí mismo antes de enfrentar distintas etapas de su vida y el rechazo por su apariencia.
Fueron esos tiempos de pequeño, los que describió como una parte difícil y dolorosa, pues a menudo se burlaban y lo intimidaron en su escuela por su condición; pero, esas situaciones no lograron hacer heridas profundas que le marcarán para siempre, pues explica que siempre tuvo en su fe la fuerza para continuar.
“Solo mi familia y mi fe en Dios me sostuvieron”, asegura en una entrevista para CBS. Francis dice que en todas sus luchas recibió la victoria a través de Jesús y la confianza que tiene puesta en él. Pero, una parte de esas experiencias no fueron del todo malas, pues también estuvo rodeado de personas como maestros y compañeros que lo alentaron a perseguir sus sueños y fueron buenos con él de manera genuina y no por cumplir.
En su época como estudiante logró destacar, como también desarrolló habilidades para la música tocando el violonchelo y el violín; hoy por hoy es conocido como el Dr. Francis Smith “Ph.D. en ciencia craneal facial”. Su esfuerzo por medio de la fe para lograr sus metas derribó cada amenaza de poca probabilidad de vida que todos creyeron de él, incluso sus padres biológicos.
Con su condición, no había mucha esperanza para él, pero Dios le mostró que tener vida es parte de un plan con un propósito en la tierra.“Es posible que haya pensado de esa manera en el pasado, pero ahora me doy cuenta de que estoy aquí con un propósito”, culmina.