Durante el servicio, un grupo de personas se unieron alrededor de un hombre de 70 años que se encontraba sentado en la segunda fila, junto a su esposa quien lo auxiliaba. Al ver la escena, todos alrededor empezaron a orar fervientemente. Al mismo tiempo, primeros auxilios revisó el pulso del anciano y descubrió que no había signos vitales.
“No había nada. Estaba sin vida, frío, caído y muerto”, dijo uno de los asistentes, Kellie, quien comenzó a realizar RCP en el hombre. Al no ver resultados, tomó la decisión de pedir a Dios que lo levantara de entre los muertos. “Él podría devolverle la vida a este hombre”, dijo Kellie. Continuó: “Agarré la cabeza y la parte superior del cuerpo de Stephen y oré con un fervor que nunca antes había experimentado y luego dije: ‘Stephen, vuelve a la vida. No vas a morir hoy’.
En cuestión de segundos, los ojos de Stephen comenzaron a parpadear y su pulso volvió. Sucedió lo imposible: “No se puede estar sin oxígeno durante más de 3 minutos sin daño cerebral permanente. Sé que este hombre estuvo sin pulso durante al menos cinco minutos”. Cuando llegaron los paramédicos, Stephen estaba consciente, hablaba y bebía agua.
Dos médicos del hospital confirmaron que Stephen había muerto. “Lo que sea que hicieron en la iglesia es lo que lo mantuvo con vida”, declaró un médico. Todos los presentes, así como la familia de Stephen, lo llaman un milagro y dan gloria a Dios. “El Señor está listo para realizar el milagro. Solo quería a alguien que estuviera lo suficientemente loco como para seguir Su voluntad y decir: ‘Hagamos esto, Dios'”, dijo Kellie.
Ella cuestionó por qué sucedió algo así en ese servicio en particular, pero llegó a la conclusión de que solo se necesita una semilla de mostaza para que la fe se manifieste. “Dios todavía está usando a las personas para hacer milagros en 2023. Él sigue siendo el Dios de los milagros”, concluyó.