Veamos lo que la Biblia enseña:
1°.- El matrimonio de un hombre y una mujer es una institución divina, es la unión por toda la vida de un hombre y una mujer para venir a ser una sola carne, para asegurar la perpetuidad y la felicidad de la raza humana.
El matrimonio es la base y fundamento del hogar, de la sociedad, y de la nación.
Dice la Biblia: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó… Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 1:27, 28; 2:18-24: Mateo 19:4).
2°.- El matrimonio de un hombre y una mujer, no solo es una institución divina, pero también es un acto divino.
En el primer matrimonio celebrado sobre la tierra Dios mismo intervino, dice la Biblia: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él… Jehová Dios… hizo una mujer, y la trajo al hombre” (Génesis 2:18-24). Y nuestro Señor Jesucristo refiriéndose a este acto divino del matrimonio, dice: “Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6).
En la unión matrimonial de un hombre y una mujer no importa que autoridad reconocida oficie, sea ministro evangélico, sacerdote católico, abogado, notario, o juez, Dios le imparte su aprobación y Dios los junta, pues dice la Biblia: “Porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” (Romanos 13:1).
El hecho de que algunos matrimonios confronten problemas serios, no quiere decir que Dios no tuviera parte en ellos o que Dios no los uniera. El primer matrimonio no fue tan placentero, tuvo problemas serios, el esposo fue inducido por la esposa a la desobediencia, y ambos Adán y Eva experimentaron lo que es un corazón roto ante el cadáver de su hijo Abel, alevosa y premeditadamente asesinado por su hermano Caín.
3°.- El matrimonio de un hombre y una mujer, siendo una institución divina y un acto divino, une al esposo y a la esposa en una relación más íntima y más fuerte que la relación entre padres e hijos.
Leemos en Génesis 2:24, y dice: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer”. Y estas mismas palabras las reafirma nuestro Señor Jesucristo en Mateo 19:5.
4°.- El matrimonio de un hombre y una mujer, siendo una institución divina y un acto divino, que une al esposo y a la esposa en una relación más íntima y más fuerte que la relación entre padres e hijos, les une de tal modo que dejan de ser dos para venir a ser “una sola carne” (Mateo 19:6).
Esta declaración de “una sola carne”, demuestra que la actualidad de hombre y mujer al unirse en matrimonio forman un organismo vivo, firmemente unido por Dios, lo cual es la base y fundamento del hogar, de la familia, de la sociedad, de la nación, y del mundo. Tan firme es el lazo matrimonial y tan fuerte es el vínculo que el apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo también lo compara con el cuerpo humano y dice que el esposo es la cabeza y la esposa es el cuerpo.
Jesús dijo: “Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne… por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19:5, 6). Esta frase “no lo separe el hombre”, tiene una fuerza muy grande en el original, y da a entender que es cortar o aserrar un entero en dos partes; es decir, que el hombre no separe, no corte, no asierre en dos partes lo que Dios juntó y lo hizo una sola carne. Y en el caso de la ilustración del cuerpo, que el hombre no separe la cabeza y el cuerpo.
5°.- El matrimonio de un hombre y una mujer, siendo una institución divina y un acto divino que une al esposo y a la esposa en una relación más íntima y más fuerte que la relación de padres e hijos, que dejan de ser dos para venir a ser una sola carne, tal unión puede ser disuelta únicamente con la muerte.
En 1 Corintios 7:39, leemos: “La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera”. El matrimonio liga a los cónyuges hasta la muerte de uno.
También leemos en Romanos 7:2 y 3, como sigue: “Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera.”
Jesús dijo en Lucas 16:18, leemos: “Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera.” También Jesús añadió: “Y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio” (Marcos 10:12).
Todos estos versículos bíblicos citados, y otros más en la Biblia, demuestran que el matrimonio es indisoluble.
¿Podrá romperse el vínculo entre padres e hijos, no importa todas las leyes de la legislatura y las opiniones de la judicatura? ¡Nunca!
El padre podrá desheredar, podrá negar, pero seguirá siendo padre, y el hijo seguirá siendo hijo. De igual modo, el vínculo matrimonial que es más fuerte que el vínculo paterno, filial, no puede ser roto por los hombres.