En Mateo 28:18, nuestro Señor Jesucristo nos infunde una revelación más profunda y poderosa acerca de la autoridad espiritual. Jesús mismo nos enseña lo que es la autoridad en su estado más elevado, espiritual y perfecto bajo todos sus aspectos. Este tipo de autoridad es la clave y la cumbre de toda autoridad. Si no tenemos esta perspectiva de la autoridad, toda la autoridad que ejerzamos será dañina, perniciosa y destructora.En el cuerpo apostólico había desavenencias y desajustes acerca de la autoridad. Por consiguiente, Jesús tuvo que corregir a sus discípulos e inculcarles conceptos claros, porque tenían ideas erróneas acerca de la autoridad. En Marcos 10:42-45, el Señor les dijo: “Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.Aquí, el Señor opone dos conceptos de la autoridad: la autoridad del mundo y la autoridad espiritual (la que procede de Dios). La autoridad no nos ha sido otorgada por Dios para que los demás nos sirvan o para manipular a los demás, sino para servir a los demás.Durante Su ministerio, Jesús ejerció diferentes facetas de la autoridad espiritual. Por ejemplo, en Juan 17:1-2, Jesús habla de la autoridad que le fue asignada para dar vida: “Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste”. Esto no significa que tuviera autoridad limitada, sino que la Trinidad, en Su consejo y sabiduría, asigna a cada uno una autoridad específica. Aquí vemos al Señor Jesucristo usando la autoridad asignada única y exclusivamente dentro del marco delimitado por el Padre y en perfecta armonía con Él.En Mateo 28:18, Cristo habla de otra autoridad que le ha sido dada: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el Cielo y en la Tierra”. En esta frase, Jesús se expresó en presente de indicativo. Por consiguiente, ¿cuándo apareció esta autoridad? ¿De dónde surgió?Amados, esta es la autoridad que aparece y le es otorgada por medio y por causa de la Cruz del Calvario. Esta es la autoridad fruto del sacrificio. Esta es la autoridad que produce la Cruz, la cual nace del dolor, de sus padecimientos como Salvador de la humanidad.La autoridad fruto del sacrificio es la autoridad que no caza sino que liberta; que no mata sino que da vida; que no se acerca por medio del fingimiento, sino por medio de la verdad. Esta es la autoridad que no se disfraza, que no ofende, que no produce heridas, que no difama, que no amenaza. Esta no es la autoridad de los nombres ni de los números.
Esta es la autoridad que parte el corazón sin presionarlo. Esta es la autoridad que quebranta porque procede de un corazón quebrantado. Esta es la autoridad que está envuelta en el sacrificio y en la sangre. Esta es autoridad que sacó a Mateo de los bancos de los tributos públicos, que sacó a la samaritana de sus idas y venidas al pozo que no la saciaba, que rompió las cadenas del gadareno, que sacó a Lázaro de la tumba, que sacó a Saulo de Tarso de la ceguera espiritual. Esta es la autoridad que queremos ver prevalecer en medio de la Obra del Señor. Amén.