Se cree que la civilización griega clásica duró alrededor de un milenio, prácticamente desde la desaparición de la cultura micénica, alrededor del año 1200 antes de Cristo, hasta que el Imperio romano derrotó definitivamente a los griegos, en el 146 a. C. Un milenio es un período demasiado extenso como para hablar en general de la filosofía, la ciencia o la religión griega. Habría, por tanto, que especificar de qué época concreta se está hablando porque mil años son muchos años y hubo tiempo de sobra para diversas transformaciones culturales y científicas.
Algunos autores distinguen al menos tres etapas en el desarrollo de la ciencia griega. Una primitiva etapa llamada jónica, porque se asentó en la región costera de Jonia, con Esmirna como capital, situada en la costa e islas adyacentes de o que hoy es Turquía occidental y que habría tenido lugar alrededor del siglo VI a. C.; una segunda etapa centrada en Atenas, en la que se dio un gran desarrollo de la filosofía, gracias a pensadores como Sócrates, Platón o Aristóteles, durante los siglos V y IV a. C.; y finalmente, la tercera etapa asentada en Alejandría, donde destacaron científicos incipientes como Aristarco, Euclides, Ptolomeo, Eratóstenes, Arquímedes, etc., que vivieron a partir del siglo III a. C. en adelante.
El concepto de que la Tierra era como una esfera que flotaba en el espacio se estableció gracias, sobre todo, a las mediciones realizadas por Eratóstenes
(276-194 a. C.). Hacia el año 240 a.C., este sabio griego calculó la circunferencia del planeta usando para ello la diferencia entre los ángulos que formaban las sombras en edificios de Siena y de Alejandría. Pues bien, mucho tiempo antes de que los griegos llegaran a esta concepción sobre la redondez de la Tierra y su suspensión en el vacío, en el libro de Job se decía: “Él extiende el norte sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada” (Job 26:7). Se trata de una concepción absolutamente original en todo el Antiguo Testamento, según admite el biblista Luis Alonso Schökel, puesto que el vacío y la nada no son fáciles de concebir.
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