Este testimonio que involucró el profesionalismo y la fe, se encuentra en Río de Janeiro, Brasil. Ante el diagnóstico desalentador de los gemelos siameses Arthur y Bernardo, el neurocirujano Gabriel Mufarrej, dijo: “Solo se tenía el 1% de posibilidades de vida, pero un 99% de fe”. Según los médicos, este era un caso muy raro y grave con un procedimiento extremadamente complejo.
Las cirugías que se realizaron en Río de Janeiro presentaron riesgos de muerte en todas las etapas, según explica el médico del hospital Instituto Estadual do Cérebro Paulo Niemeyer. Cuando el médico a cargo programó la primera cirugía, la llamó “cirugía del miedo”, ya que aún tenía muchas inseguridades. Las demás cirugías se realizaron con un intervalo promedio de 3 a 4 meses.
Después de siete cirugías, cuando se acercaba el punto de la separación craneal, el Dr. Gabriel, enfatizó que se puso en contacto con la cirujana pediátrica británica Owasi Jeelani. Tras varias reuniones en línea, Owasi, quien fue nombrada entre los 100 mejores cirujanos de The Times en el Reino Unido, llegó a Brasil. El temor y la duda al dar el paso de la última operación empezó a invadir a los médicos.
“Esto es difícil, realmente imposible”, recuerda Gabriel, hasta que la doctora Owasi lo alentara. “Ella me dijo que lo lograríamos porque después de una oración con el personal médico, la presencia de Dios estaba con nosotros”, mencionó Gabriel. Después de otras ocho horas, los gemelos salieron de una operación exitosa. Actualmente, aún permanecen hospitalizados por tiempo indefinido.
Se prevé que habrá algunas dificultades motrices, retraso cognitivo o disfunciones. “Pero tendrán un futuro que nadie esperaba que tuvieran”, explicó el médico. Tanto los padres como los médicos ahora sueñan con ver a los gemelos tener una vida social. “Podrán mirarse a los ojos, ir a la escuela, disfrutar del sol, sentir el viento. El futuro ahora será solo felicidad, si Dios quiere”, concluyeron.