La madre de Maximiliano, Sandra Patricia Caro Pérez, era conocida en el grupo como la cacica. Las autoridades dijeron que la mujer dio declaraciones contradictorias sobre lo ocurrido con su hijo y por eso enfilaron la investigación hacia ella. Según la madre, ella envió al niño a comprar unas arepas a las siete de la mañana y nunca volvió.
Pero el testimonio de la mujer generó sospechas entre los familiares paternos del niño y los habitantes del municipio. “Nos dijeron que esa gente hacía rituales en la casa y que el niño estaba ahí”, narra Elkin Tabares, tío paterno de Maximiliano. Tabares fue a verificar a la vivienda, pero no encontró nada. Al parecer la mujer había escondido las evidencias.
Sin embargo, un mes después, la Policía sí halló evidencias de los rituales. Hicieron allanamientos en Remedios y también en Bello, al norte de Medellín, la capital de Antioquia. Encontraron libros de brujería y magia, un muñeco que parece ser de vudú y un arma blanca. Determinaron que tres familiares del niño, junto a otras tres personas de Remedios, integraban la secta.
Pese a que aún continúan las investigaciones, el gobernador de Antioquia, Anibal Correa, afirmó que el caso no merece sino el rechazo “más contundente de la institucionalidad y la sociedad”, insistiendo en continuar con la búsqueda del menor. Los seis detenidos se encuentran en Medellín.
La Fiscalía les imputó los delitos de concierto para delinquir, desaparición forzada, tortura agravada, encubrimiento por tortura y agresiones personales, mientras continúa la búsqueda del cuerpo del niño. Este es uno de los sucesos que más ha conmocionado al pueblo Colombiano y sin duda, a todos los cristianos que se unen en oración por el pequeño Maximiliano.