Entre los testimonios, está el del pastor Alexander, quien cuenta su experiencia carcelaria en plena invasión. Cuando los rusos tomaron el control de Jerson, la familia del pastor junto a los miembros de la congregación no estaban seguros de qué hacer, por lo que decidieron continuar con los servicios en la iglesia.
Las fuerzas rusas, registraron su casa varias veces y lo arrestaron frente a su esposa e hijos. “Me mantuvieron incomunicado durante seis días. Luego me pusieron en una celda donde había siete personas con dos camas. Durante el interrogatorio, los rusos intentaron demostrar que era un nazi”, testifica Alexander.
Entre los interrogatorios, el pastor compartió su fe con sus compañeros de celda. Su esposa se las arregló para entregarle una pequeña Biblia, y de esta manera, dar testimonio a los demás. Al séptimo día, todos los reos habían hecho de Jesucristo su Señor. Fue entonces que el pastor Alexander, entendió el propósito de Dios.
Tras 15 días de cautiverio, ocurrió un milagro. “Un sacerdote ortodoxo que no conocía se acercó al comandante y le pidió que me liberara. El accedió con una condición: que pudiera quedarse con mi coche. Cuando salí, fui a la iglesia y con una minivan salimos hacia la frontera”, recuerda Alexander.
Sin embargo, su calvario no había terminado. Necesitaron cuatro días y muchas oraciones para atravesar todos los puestos de control y las líneas amigas hasta pasar la frontera. Ahora el pastor Alexander ayuda en una iglesia local de Kiev y ora para poder volver pronto a casa. A medida que las fuerzas ucranianas se acercan a la reconquista de Kherson, sus oraciones podrían ser pronto atendidas.