El testimonio del Espíritu Santo, a los hijos de Dios, por doquier es, que los días son cortos y peligrosos. Verdaderamente estamos viviendo en los días del fin de esta Edad; el Espíritu Santo está instando al pueblo de Dios a redoblar sus esfuerzos para hacer llegar el Evangelio hasta donde aun no ha llegado, antes de que se ponga el día de la gracia.
Al mismo tiempo, sabiendo Satanás que sus días están contados, realiza sus mayores esfuerzos para impedir que el mundo sea evangelizado. El diablo encabeza las hordas materialistas y ateas, y se adelanta en muchas regiones donde el Evangelio no ha llegado, endureciendo el corazón de la gente, preparándoles para el tenebroso período del reinado mundial del Anticristo durante la Gran Tribulación.
Satanás también encabeza las huestes de demonios y de malos hombres que trafican con drogas, narcóticos y estupefacientes, para envilecer y arruinar la humanidad, y quebrantar toda resistencia física, moral y espiritual, para someter a todos el nefasto y horroroso régimen político del inicuo Anticristo, durante la Gran Tribulación.
Amados, esta infernal actividad de Satanás, es señal inequívoca de la proximidad del fin de esta Edad, y es un aviso para que el pueblo de Dios se levante a “pelear la buena batalla de la fe” como nunca antes, y ganar almas para el reino de los cielos.
Ningún verdadero hijo de Dios puede quedar indiferente ante este panorama. Es hora de levantarnos y trabajar como nunca antes en la evangelización del mundo. Ante esta pavorosa ola de maldad y de incredulidad que presagia el fin, el verdadero seguidor de Jesucristo, debe hacer de la evangelización del mundo su único interés antes de que sea demasiado tarde.
Este es precisamente nuestro empeño, y demos gracias a Dios porque Él está bendiciendo nuestros modestos esfuerzos. Dios no ha ayudado a levantar, en más de 60 países, un trabajo que continua en crecimiento y desarrollo, y que es un baluarte de la fe cristiana en medio del pandemonio del paganismo y el materialismo.
Queremos seguir fortaleciendo estas obras, pero ¡gloria a Dios!, también nos proponemos seguir adelante en esta labor que el Señor nos ha encomendado. Naturalmente, Satanás nos ataca con fiereza y con astucia. Satanás quisiera que nos detengamos, quisiera que suspendamos nuestros programas radiales, quisiera que descontinuemos esta revista, quisiera que nos quedemos quietos y que no vayamos “por los caminos de América y alrededor del mundo”.
Hermano, ¿y usted que está haciendo? No puede quedar inactivo. En el libro de Jueces 5:23, aparece una maldición para Meroz, porque nada hizo por el Señor. “Maldecid a Meroz”, dijo el Señor. ¿Qué hizo Meroz para merecer esta maldición? ¡NADA! Por eso mismo, porque NADA hizo para ayudar a la Obra de Dios. ¿Dejará usted que esa maldición caiga sobre usted? ¡En ninguna manera! ¡Haga algo! ¡Póngase en acción! Dios le bendiga.