En cambio hay otros de quienes aunque se dice muy poco, valen mucho.
Las apariencias engañan y la calidad es mejor que la cantidad.
De Jabes se dice muy poco, pero eso poco es grande. (1 Sam. 16:7).
I. EL ORIGEN DE JABES
No lo conocemos, ni su tribu, ni familia, ni casa, ocupación ni edad.
Posiblemente era uno de los hijos de la tribu de Judá. (1 Cr 4:1).
Lo que sabemos es que su madre le puso por nombre Jabes, “triste” (1 Cr 4:9).
Y que fue más ilustre que sus hermanos y que hizo oración a Dios.
II. ALGUNAS CARACTERISTICAS DE SU PERSONA
La expresión: “más ilustre que sus hermanos” es muy notable.
Y debía ser así ya que había una ciudad edificada en su honor. (1 Cr 2:55).
Se pone el nombre a una ciudad, barrio o calle en honor de alguien.
El ser ilustre no le impidió ser un hombre de oración. (1 Cr 4:10).
La ciencia no está reñida con la espiritualidad ni viceversa.
Resumiendo diremos que Jabes fue ilustre, famoso, erudito y piadoso.
Ilustre, se deriva de luz, el que ilumina, famoso, claro y noble.
Y lo fue con Dios, con los íntimos, con los extraños y consigo mismo.
III. EL CONTENIDO DE SU ORACION
Por sus expresiones es una oración hermosa, profunda y valiosa.
1. La dirigió a Dios. No invocó a los dioses paganos.
2. Pidió bendición. Sintió necesidades espirituales y materiales.
3. Pensaba prosperar: “Si … ensancharas mi territorio”, era optimista.
4. Quería protección. Se sentía débil y necesitado. Se aseguró.
IV. LA RESPUESTA DEL SEÑOR
Dios le oye, aprueba lo solicitado concediéndole lo que pide.
Su tristeza se convirtió en gozo, sabía en quién había creído.
Fue bendecido, prosperado, guiado y protegido por el Señor.
Nuestro Dios es el mismo Dios de Jabes, podemos ir a él confiadamente.
Es “el trono de la gracia” donde siempre hay oportuno socorro. (Hebr. 4:16).
Campderros, D. (2003). Bosquejos Biblicos : Tomo I